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Diario YA


 

de la reunión del viernes entre Rajoy y Pedro Sánchez lo que ha quedado es la anécdota, lo más banal, lo que menos importa

Se odian porque se aman

Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio en RADIO INTER. Como casi todo en esta España triste y decadente, de la reunión del viernes entre Rajoy y Pedro Sánchez lo que ha quedado es la anécdota, lo más banal, lo que menos importa. Si le negó el saludo o es que no le vio. Y se hacen portadas de prensa, y se especula durante horas, y algunos tertulianos esclerotizan sus glándulas salivales en busca de la verdad. Como bien decía ayer La Gallina Ilustrada, que dirige magistralmente José Antonio Fúster, hay que desmentir rotundamente que en España no quepa un tonto más. Creo que hay espacio y oportunidades más que de sobra para ello.

Pero hablando en serio, y hoy que estamos en el Día de los Enamorados, ¿cómo se iban a odiar tanto Rajoy y Pedro Sánchez si no se amasen con locura? ¿Cómo se iban a aborrecer si no se necesitasen? ¿Qué sería del uno sin el otro? El PP y el PSOE han jugado en España, durante cuatro décadas, a lo que en definitiva juegan la socialdemocracia y la democracia-cristiana en casi toda Europa con la aquiescencia, claro, de un electorado con “cuarto y mitad” de materia gris en la sesera. Porque es una estrategia muy burda y canalla: aparentamos que nos odiamos para podernos amar más y mejor, para complementarnos como hacen las parejas que de verdad se quieren. Porque así y sólo así se consigue movilizar a los respectivos electorados potenciales, y sólo con esa movilización ellos, los de un lado y los de otro, se aprovechan de los privilegios del sistema.

A nosotros, lo que de verdad nos importa es España, y lo único que sabemos es que esos 25 minutos de reunión del viernes entre los líderes de la derecha y de la izquierda ratifican lo que sabemos desde el 20 de diciembre, esto es, que viene el Frente Popular. Y de nada sirve que el señor Rajoy repita una y otra vez que su partido es el más votado porque tiene 7 millones de votos; eso, cuando uno se ha quedado sin apoyos parlamentarios, equivale a no tener nada. Equivale a estar en la oposición, aunque los resultados en las urnas de los demás sean todavía peores.

Pero el inmovilismo de Rajoy, su resistencia a cambiar de discurso, ese hieratismo gallego que debe de hacer mucha gracia a sus votantes pero que es realmente lamentable en cuanto al sentido de la responsabilidad que debe tener un líder político, todo eso es culpa de quienes se lo han permitido. Y no, no voy a comentar hoy los últimos casos de corrupción conocidos en el PP. Primero, porque como ha quedado demostrado, es un asunto que a los votantes del PP no les importa en absoluto. Y segundo, porque si es un arma arrojadiza de la izquierda, el PSOE tiene a sus espaldas más casos de corrupción de los que pueda tener nunca el PP. Más y mucho más graves en cuanto al dinero público defraudado. Dice Sánchez que el PP debe regenerarse en la oposición, pero lo que no dice es dónde debería estar ahora el PSOE como consecuencia de los 3.000 millones de dinero público defraudados exclusivamente en los ERE andaluces. Aquello de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio. Como les vengo diciendo hace tiempo, PP y PSOE son la cara aparentemente opuesta de la misma moneda. Ambos han hecho un daño a España que es ya irreparable. Lástima que esto no acierten a verlo con claridad los votantes y simpatizantes de estos partidos, a quienes les duelen las críticas a esas dos formaciones como si fueran contra ellos mismos o sus familias. Pero es un problema exclusivamente suyo, quizá con el tiempo alcancen a deshacerse de esa dependencia nociva y observen las cosas tal y como son; ese será el momento en el que se conviertan en patriotas de verdad, y miren por el interés de todos y no sólo de una parte de España. El secuestro de la parte de soberanía que reside en cada uno de nosotros por parte de los dos grandes partidos es, qué duda cabe, quizá la peor y más grave consecuencia de cuatro décadas de democracia fallida en España. Y hoy nos vemos así.

La prejubilación de Rajoy, convertido en una efigie moderada de la nada, las ansias de poder de un jovenzuelo guapete y con labia que va a ser presidente del Gobierno con 89 diputados, el auge de un populismo atroz que simpatiza con la delincuencia y el terrorismo, el avance de partidos que sólo quieren la ruptura de la milenaria nación española...De todo, la culpa es nuestra. ¿Recuerdan de pequeños, en el colegio y el instituto, a los más golfos y sinvergüenzas, a los que ya veía uno que no tenían remedio ni solución? Pues no solamente votan, sino que se presentan a las elecciones y son votados. Y llegan al Parlamento. Y quieren hacer polvo nuestros derechos y libertades, y se lo vamos a consentir, unos por acción y la mayoría por omisión. Y mientras ellos avanzan, nosotros perdemos el tiempo sobre si son galgos o podencos, y debatimos sobre si le negó el saludo o es que no le vio. Y nos quedamos sin tinta en los periódicos, y sin saliva en la boca. Porque no, no es cierto que en España no quepa un tonto más.

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