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Diario YA


 

Cartas al Director

La sociedad de Rayan

¿Sorprende lo que le ha ocurrido al pobre Rayan? Sí. Un suceso de este calado siempre nos altera. Durante unos días buscamos culpables, creamos comisiones de investigación y nos pegamos golpes en el pecho. Pero ninguno somos Mohamed, un tipo con el que la vida se está cebando. En cuestión de unas semanas ha perdido a su mujer por la gripe A y a su hijo por la negligencia de un hospital. Un drama personal que además ha vuelto a poner de manifiesto la poca categoría que tenemos como país. Si algo podíamos hacer mal lo hemos hecho peor.

¿Ha sido la inyección la única causa de la muerte? Aún más, ¿ha sido causa? Bien pudiera ser que esa inyección fuera la consecuencia de estar desayunando todos los días con la dichosa ley del aborto, de coquetear con la eutanasia, ahora llamada muerte digna, o de que la tasa de natalidad siga batiendo records negativos. Pudiera ser que todo lo que ha ocurrido no sea más que consecuencia de que le hemos dado la espalda a la vida y hemos establecido una atmósfera favorable al avance de la cultura de la muerte.

De así creerlo resultaría que la pobre enfermera no ha sido sino la tonta útil al servicio de un sistema que considera urgente cualquier cosa salvo la vida de un recién nacido. Probablemente esté ahora encerrada en casa, con una depresión de caballo. Su vida ha quedado marcada desde el mismo momento en el que el sietemesino dejó de respirar y no es justo. Esto lo hemos hecho entre todos al construir una sociedad en la que, por desgracia, pueden pasar cosas así. Especialmente si eres del grupo de los más débiles.