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Diario YA


 

Izquierda y separatismo conchabados para acabar con la derecha

Miguel Massanet Bosch. Está visto que las fuerzas del mal han decidido entablar la batalla definitiva para acabar con la España democrática. Nadie puede contemplar lo que está sucediendo en España en estos momentos, la decadencia evidente de nuestras instituciones políticas, el desgaste moral y ético de la ciudadanía y los progresos evidentes de las filosofías relativistas, con las que las nuevas generaciones han decidido prescindir de los valores que les trasmitieron sus mayores y de las raíces cristianas que han servido de soporte a nuestras leyes de convivencia y a las sabias costumbres de nuestros mayores que han mantenido nuestras tradiciones intactas durante siglos. España, señores, parece que ha entrado, apenas sin enterarse de ello, en el tortuoso y degradante camino de su propia autodestrucción. La democracia que sucedió a los años de caudillaje del general Franco, no ha sabido mantenerse, gracias a la incompetencia de quienes nos han venido gobernando desde que España tuvo la desgraciada idea de restablecer los partidos políticos y dividirse en autonomías, a las que se les otorgó facultades que, como ha quedado patente a través del transcurso del tiempo, no estaban preparadas para desempeñarlas con sentido común, lealtad, eficacia y solidaridad, que era como, con toda seguridad, los llamados padres de la patria y autores de nuestra Constitución de 1978, pensaron que  serían capaces de hacerlo, en beneficio de nuestra nación y de la convivencia de todos los españoles.

La falta de previsión de los sucesivos gobiernos de la democracia española; los intereses particulares de los distintos partidos políticos que, desde el inicio de la transición, han ido formado parte de los distintos parlamentos y senados que se han ido sucediendo, a través de los años de vigencia de la Carta Magna; la poco efectiva vigilancia del Gobierno central de la nación sobre las desviaciones y decisiones de los dirigentes de algunas comunidades autónomas, las impropiamente denominadas como “históricas” y, el mantener, dentro de la propia Constitución, privilegios que nunca se debieran de haber conservado atendiendo a la propia contradicción que suponía, respecto a la definición de que “todos los españoles son iguales ante la Ley”, el distinto peso fiscal soportado por los habitantes de las distintas autonomías, un agravio comparativo que adquiría su máximo exponente ante los privilegios forales del País Vasco y Navarra.

La incuria del gobierno del señor Rajoy, la evidente falta de cuidado del Ejecutivo en las personas elegidas para ocupar cargos públicos y su negligencia “in vigilando” que ha dado lugar a que hayan surgido como hongos casos de enriquecimiento injusto, malversación de caudales o de corrupción capaces de desacreditar gravemente al PP y conseguir que, una gran cantidad de sus simpatizantes, se hayan ido a otros partidos o no hayan acudido a votar cuanto tenían ocasión de hacerlo. Pero no todo se le puede achacar al partido del Gobierno, si tenemos en cuenta el comportamiento del resto de formaciones políticas que no han perdido ocasión, incluso en los momentos menos oportunos, de intentar dañar la credibilidad de los gobernantes con el propósito de alcanzar el poder, aún a sabiendas de que las fórmulas para salir de la crisis no podían cambiarse sin que, el resto de la CE, se nos echase encima; como se ha visto en el caso de Grecia y del comunista Shipras, que intentó forzar un pulso con los poderes fácticos de Europa del que salió trasquilado y precisado a ceder ante la presión de sus acreedores, sin más remedio que aplicar recortes que situaron a los griegos en una situación peor de la que tenían cuando gobernaba el Pasok y su líder Papandreu.

Ahora el gobierno del PP tiene frentes abiertos por todas partes; los socialistas de P.Sánchez mucho tienen con ir solucionando sus desencuentros internos y evitar que la sangría que vienen soportando desde hace años, no se convierta en una hemorragia definitiva que acabe con el partido de Pablo Iglesias. Los de Podemos, los verdaderos instigadores de un renacimiento comunista dirigido por una serie de profesores de universidad y elementos expertos en causar algaradas callejeras y en crear descontento entre las clases menos favorecidas; dedicados a apoyar los brotes de separatismo que se encuentran latentes en Cataluña y a mantener las ascuas encendidas en el País Vasco y en Navarra; aparte de usar como plataformas propagandísticas y medio para desgastar al Gobierno, las Cortes, en las que han implantado un sistema de debatir los temas importantes de la nación española usando el procedimiento de enfrentamientos arrabaleros, donde lo de menos es lo que se discute, sino la forma evidentemente zafia y tensa con la que se desarrollan los debates.

Por si faltara poco, las labores de los expertos en crear problemas de los partidos de izquierdas, en lugar de preocuparse por el bien de los españoles, han iniciado su propia cruzada inquisitorial buscando en las alcantarillas y cloacas de la política para servirse de sus contactos, de quienes no dudan en mentir o en hacer afirmaciones falsas encaminadas a tratar de desacreditar a quienes tienen alguna representación pública, como medio para acabar con el partido el que llevan años empeñados en destruir. Saben que mientras exista un partido fuerte de derechas o centro-derecha, no van a conseguir implantar la dictadura del proletariado que llevan años ( desde que Franco falleció de muerte natural) intentando imponer, si no por medio de las urnas que siempre les han sido esquivas, por cualquier sistema que les permita pintar al PP como el causante de todos los males por los que ha pasado España, sin tener en cuenta que, precisamente el PP fue el que sacó al país de la situación de prequiebra en la que, el señor Rodriguez Zapatero, éste que actualmente favorece al señor Maduro (un dictador que está practicando la eliminación de sus adversarios políticos y pone a su pueblo a las puertas de la más completa miseria con sus políticas comunistas) en su destrucción de Venezuela.

La falta de diligencia, el inmovilismo y la equivocada creencia en que si se dejaba pasar el tiempo, si se evitaba actuar con dureza y se les daba cuerda a los separatistas, todo se iría solucionando satisfactoriamente. Grave error señor Rajoy y no es porque desde toda España y especialmente los españoles que vivimos en Cataluña no se lo hayamos intentando advertir en numerosas ocasiones. Es posible que en su gobierno haya tenido a grande eminencias universitarias, que disponga de los medios para tener información fidedigna de lo que se estaba tramando en Cataluña lo que, a nuestro entender, no dice nada en favor de ustedes, los encargados de tomar decisiones si es que resulta, que los simples ciudadanos de a pie, el pueblo llano y los españoles de derechas que tenemos que vivir en una zona de España donde el declararse como español puede resultar un verdadero problema; sin más que observar lo que sucedía a nuestro alrededor ya sabíamos lo que estaba a punto de ocurrir con el nacionalismo de los catalanes; es obvio que el Gobierno de España, sabiendo lo mismo que nosotros ha fracasado rotundamente a la vista de cómo se ha puesto la situación separatista catalana, de la expansión por toda Europa de la propaganda de los catalanes que ha conseguido que en Alemania, un tribunal, haya sido capaz de fallar en favor del separatista delincuente mayor que hoy existe en toda la nación.

Difícil salida para una situación que parece que ha quedado embarrancada en un lodazal del que, los unos, los que son expertos en crear problemas y en pedir lo que no se puede dar, siguen empeñados en conseguir que el Estado se rinda y el Gobierno siga creyendo que domina la situación aunque, evidentemente, no contaban con el elemento externo que los tiene sorprendidos, debido a que sabían que todos los gobiernos de la UE los apoyaban pero no contaban con la Justicia que, al parecer, no piensa lo mismo. Ha ocurrido como sucedió con la Guerra Civil española, que la propaganda soviética y republicana fue capaz de convencer a muchas naciones de nuestro alrededor de que la razón estaba de parte de la II República cuyos gobernantes, con su incapacidad para sujetar a las masas y la racha de crímenes que tuvieron lugar a partir del año 1931 en toda nuestra nación, habían sido los que perdiendo su autoridad, permitiendo el dominio de las calles a los milicianos de las centrales sindicales y a los comunistas de Carrillo causaron el estallido revolucionario. No obstante supieron ocultar su negligencia para que no trascendiera fuera de nuestras fronteras, algo que no les interesaba a los sicarios de Negrin a los que les hacía falta mantener la guerra hasta que la esperada contienda europea, que todos sabían que estaba al caer, llegara a declararse; confiando en que si ello sucedía, las tropas francesas invadirían la península y restablecerían de nuevo la República, suprimida por las tropas nacionales del general Franco.

Y en todo este barrizal un partido que está jugando a que, los errores del resto de los que le hacen la competencia, vayan cometiendo equivocación tras equivocación algo que le ha venido proporcionando buenos réditos, manteniendo su imagen de partido sensato, limpio de corrupción, no extremista y situado en lo que se podría definir como una social-democracia al estilo alemán, capaz de gobernar (si tuviera los apoyos suficientes) el país. Evidentemente, esta es la imagen que pretenden dar pero, una cosa es conseguir dar una sensación de solvencia y otra muy distinta el que, esta formación sin experiencia alguna en el gobierno de un país, ni siquiera de una comunidad ( su victoria en Cataluña no le ha permitido conseguir la Generalitat) disponga, aparte del señor Rivera, de personas preparadas para formar un gobierno y, a la vez, poder cubrir los puestos en las comunidades autónomas, que les garantizasen el control del resto de España y, no sólo de Cataluña que, dicho de paso, tampoco tendrían garantizado como se ha comprobado en las últimas elecciones autonómicas. Lo peor del caso es que, en estos momentos ya no sólo el problema catalán es un problema interno de la nación española, sino que, los nacionalistas catalanes ya han conseguido que haya saltado a los países vecinos y ya tenemos a Bélgica, Suiza y Alemania involucrados, a través de sus tribunales, en el caso del cumplimiento, mejor dicho, incumplimiento de las euro-órdenes que se les enviaron desde el Supremo español. Ya no basta con defender nuestro derecho de mantener la integridad de la nación española, no basta con tomar las medidas que se debieron tomar cuando Mas se enfrentó a España para pedir la independencia de Cataluña; ahora es precisa una intensa labor de nuestro ministro de AA.EE el señor Dastis, que va a verse obligado a dar una versión detallada de lo que ha sucedido en España y, de paso, explicar porque, Rajoy y los suyos, no han decidido tomarse en serio el problema catalán hasta que, como es evidente, el tema los ha sobrepasado.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos como la nación española se va diluyendo en un farragoso lugar peligroso, donde la política y los políticos van camino de acabar con un sistema en el que los españoles éramos capaces de sentirnos bien y convivir en paz con el resto.