Principal

Diario YA


 

"El presente se hace Historia", por Mª Dolores Algora

Hoy ha amanecido un día que ya es historia. Si los trágicos atentados del 11-S marcaron un antes y un después en el mundo, el 4 de noviembre de 2008, el día de la elección de Obama será otro de esos hitos que nos permita a los historiadores hablar de una nueva etapa internacional. A veces hay circunstancias no trágicas que implican un carácter revolucionario, que no puede pasar desapercibido.

Hoy es un día para relegar las críticas a Estados Unidos. Es el día de ensalzar las lecciones, que la sociedad norteamericana brinda a la internacional. Estamos ante una nueva conquista de los derechos humanos, que al menos, desde el I had a dream de Martin Luther King, ha tardado cincuenta años en llegar. Obama es americano de sentimiento y pensamiento, de “pura cepa”, pero es innegable su condición racial y social, que le ha permitido ascender a la categoría de mito. Esto sólo podía haber ocurrido en una sociedad como la norteamericana. No nos engañemos en nuestras sociedades europeas.

Hoy hemos recibido una lección de democracia al oír a su opositor McCain, tras una campaña sin precedentes y con unas palabras que no podían ocultar su emoción, reconocer ante el mundo el significado del triunfo presidencial de alguien con el perfil de Obama. El candidato republicano ha pedido a la sociedad estadounidense su apoyo al nuevo presidente, porque Estados Unidos tendrá que hacer frente a una época de profunda crisis interna e internacional. Ayer se terminó el tiempo de los partidos políticos, hoy es el día de una nación norteamericana unida. Segunda lección aprendida.

Pero pasado este flash electoral, este impacto que el mundo esperaba para la foto de hoy, no olvidemos que ni a Obama, ni a McCain, ni a nadie, nos esperan tiempos fáciles. El presidente Bush trató de enfrentarse al orden mundial desde el empleo del hard power, Obama lo hará desde las herramientas del soft power. Lo verdaderamente revolucionario de Obama ha sido su ascenso al poder de la primera potencia mundial, pero no el contenido de su política internacional. No olvidemos, que desde la Casa Blanca se ejerce acción exterior de Estado, no de partidos. Los ciudadanos norteamericanos tienen muy asumidos sus intereses nacionales. Nos guste o no, esta será la tercera lección aprendida. La única ventaja con la que cuenta Obama son las enseñanzas de los últimos ocho años. Los grandes retos que tiene que resolver la sociedad mundial no se han diluido en las urnas de ayer, siguen presentes sin un horizonte claro. No están claros los efectos, que desde ahora pueda ocasionar la vuelta a la política de diálogo y a las “regiones de orden estable”, aspiraciones tan afines a todos los presidentes demócratas. Sin embargo, es muy probable, que a medio plazo, la sociedad internacional perciba los cambios, no de intereses, pero sí de sensibilidad en los asuntos del mundo. El prometido multilateralismo, el apoyo a las energías alternativas o el freno a las emisiones de gas, si se cumplen, no dejarán indiferente al orden internacional.

Ni el mediático Kennedy, ni el humanista Carter, ni el pacificador Clinton tuvieron una barita mágica para cambiar el mundo, pero hoy démonos un respiro. La sociedad norteamericana le ha dado a Obama su oportunidad y la sociedad internacional ha amanecido a la espera de una nueva visión que nos permita cerrar el paréntesis de casi una década.

Mª Dolores Algora Weber
Prof. Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales de la Universidad CEU San Pablo

 

Etiquetas:Elecciones USA