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Diario YA


 

A raiz de una artículo de Jiménez de Parga

Creciente presencia de las religiones en la sociedad moderna

Manuel Jiménez de PargaRafael González. En un excelente artículo en ABC, titulado “Del laicismo a la democracia”, don Manuel Jiménez de Parga se ocupa de la influencia que sigue ejerciendo la religión en la vida social, y no sólo, claro está, en la sociedad española. No es verdad que es laico el régimen político formalizado aquí por la Constitución de 1978. Y no lo es porque no debe confundirse laicidad con aconfesionalidad. Tal vez sea este enfoque, dice, fruto de una visión «provinciana», de que limitemos nuestro horizonte a lo que ocurre en Francia, un país en el que Estado laico está instalado desde hace mucho tiempo. Pero hoy el panorama ha cambiado bastante. Para España los límites geográficos e históricos ya no son los de Francia. También en nuestro país se percibe otros panoramas, en los que el gran motor de la historia es ahora, más que nunca, el enfrentamiento entre religiones. 

A tal efecto, el jurisconsulto Jiménez de Parga recuerda la sentencia de un clásico francés: «El siglo XXI será religioso o no será», y se ha confirmado el pronóstico. Vivimos, en efecto, una época en la que las distintas religiones tienen mucha fuerza en todo el planeta, especialmente desde 1979, con la revolución de Irán, que produjo un renacimiento espectacular de las fuerzas teológico-políticas. Y hoy es un hecho que las cuestiones religiosas establecen graves rivalidades en el Próximo Oriente y entre la India y Pakistán, y desencadenan la guerra, desde comienzo de este siglo, entre Afganistán e Irak. Y es que la clásica «lucha de clases», como motor de la historia, en la teoría de Marx, ha sido reemplazada por las guerras de religión. Hace unos días Mahmud Ahmadineyad proclamó que «la democracia religiosa iraní» es superior a la «democracia liberal», tan carente esta última de ética, nos recuerda Jiménez de Parga.  

Y de este panorama nos conduce a Estados Unidos, donde puede sorprender –y desde luego, a un español le rompe los esquemas- el peso que tiene y conserva la religión en cualquier manifestación social. Las convenciones nacionales de los partidos políticos, tan trascendentales en la vida pública, comienzan tras el paso por la tribuna de los representantes de todas las religiones con implantación importante: cristianas, mahometana y judía. Y todos pronuncian una oración y bendicen el congreso.  

¿Nos imaginamos eso aquí? No, imposible. Aquí lo que vemos es una obsesión del zapaterismo en atacar a la Iglesia católica. Lo vemos a cada paso. Diríase que los dirigentes políticos de izquierda, no sólo los del PSOE, destilan rencor contra la Iglesia. Hace unos días, sin ir más lejos, el propio Zapatero, ratificaba lo que la vicepresidenta Salgado dijo respecto a que los obispos no saben cual es su lugar. Quien no encuentra el suyo, ni en esto ni en nada, es el Gobierno de la nación. Sólo quien no sabe dónde tiene su mano derecha, ni la izquierda, claro, puede sorprenderse, como dijo Zapatero que le sorprendía, que una parte de la jerarquía pretenda tener un protagonismo en el debate público y un condicionamiento de la acción política. Y añadió que eso no sucedía en ningún otro país.

¡Ah, no! Pues que pida que le pasen los resúmenes de las declaraciones de los obispos de Estados Unidos, por ejemplo, colegiadas o individuales; se sorprenderá de cuán comedidos y suaves son los obispos españoles. Pero, claro, eso sólo le ocurre a una persona que da muestras continuas de desinformación e ignorancia supina. Lo que no ocurre en ningún país del mundo, democrático, claro, ni bananero, por supuesto, es que el máximo mandatario de ese país cuestione el derecho de nadie, menos de una institución, y menos todavía de una institución como la Iglesia católica, mayoritaria en ese país, a expresar libremente sus opiniones y dar a conocer sus principios morales del orden social.

Y es que el presidente del Gobierno español no se ha enterado de que vivimos en el siglo XXI, no en el XX, con características especiales, y en el que, en todo el globo, se está produciendo un renacimiento del sentimiento religioso en la sociedad. Por eso le vendría muy bien que despidiera a esa cohorte de asesores que dicen que tiene y pida asesoramiento a personalidades como don Manuel Jiménez de Parga, para que le pongan al día sobre la crisis del Estado laico, sobre los muros de separación Iglesia-Estado, como en EE.UU., pero con respeto de la conciencia religiosa, y sobre todo cómo debe atender un gobernante moderno y democrático las distintas corrientes de opinión que se producen, respetuosamente, en el seno de la sociedad que gobierna. 

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