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Diario YA


 

No encontré en mi biblioteca referencia alguna

¿Qué significan los lacitos amarillos de los nacionalistas?

MANUEL PARRA CELAYA No hay campo sin grillo ni hortera sin amarillo: ese fue el dicho que me vino a la memoria cuando advertí a un par de viandantes en Barcelona con unos primorosos lacitos de ese color, tan mirado de reojo desde Molière. Luego, al ver por televisión escenas de la enésima manifestación victimista de los separatas, deduje que algún significado tendría. Finalmente, comprobé que, en las sesiones de aquelarre del Parlament, mientras proclamaban la república de la señorita Pepis, sus señorías, irredentistas e identitarios ellos, los llevaban sin excepción, pero de mayor tamaño. No encontré en mi biblioteca referencia alguna y recurrí, velis nolis, a las informaciones, tan poco seguras a veces, de la red informática, y allí empezó mi confusión.

Al pinchar lazos solidarios -en una época tan poco solidaria como la nuestra- encontré un aluvión de versiones e interpretaciones, que pongo ahora disposición de los lectores para ahorrarles la consulta. De entrada, un lacito en la solapa, en el suéter o en el vestido, ya no es nada original, porque, al igual que cada día del año tiene su simbolismo y su dedicación a una causa, el adorno mencionado puede adoptar todos los colores del arco iris y muchos más y, así, se ha empleado profusamente. Según algunas páginas web consultadas, el lazo amarillo simboliza padres adoptivos, pero un servidor no encontraba relación de este deseo o anhelo satisfecho e prohijar con su ostentación por los separatistas, a no ser que se hubieran puesto todos de acuerdo en la búsqueda de alguien que los adopte (¿Venezuela? ¿Lituania?), si es que el gobierno de don Tancredo se pone serio en algo más que en declaraciones formales.

En otras páginas, adquiría diversos sentidos relacionados con la Medicina y las enfermedades: espina bífida, endometriosis, cáncer sacrona o síndrome de Down, aspectos que me parecieron demasiado serios, graves y respetables como para relacionarlos con el folclore del golpismo de estos días. Según otras noticias de la red, se trataba de un signo de nuestros amigos caninos; al parecer, colocado en una correa o collar constituye un mensaje: The yellow dog projec, que indica varias cosas: perros con necesidades especiales, no te acerques y no toques este perro, por favor, ojo que muerde…, porque se trata de ejemplares inseguros, nerviosos, aún ayunos de hábitos de socialización o convalecientes de alguna enfermedad. ¿Sería posible que los nacionalistas identitaristas hubieran asumido tales connotaciones?

Solo me cuadraba lo de falta de socialización, ya que este es, en el fondo, el gran problema de los estelados: ser incapaces de abrirse al mundo que los rodea, de ver algo más allá de la Aldea que los vio nacer y de sufrir una agorafobia trepidante cada vez que se les mencionan espacios abiertos de historia, de convivencia y de proyecto. En cuanto al aviso de que pueden morder, me tranquilizaba algo el gesto de sacristán del Sr. Junqueras, pidiendo a las masas que se comportaran con humildad…

No acababa ahí el listado de significados del lazo amarillo; otras informaciones se referían a la prevención del suicidio; algo así como me quiero suicidar, pero en el fondo no lo quiero, ayúdame, es decir, una llamada a impedirlo. Mira por donde, esto les iba como anillo al dedo, pues el secesionismo, siempre e incluso más en nuestro siglo XXI, viene a ser una forma de suicidio colectivo del grupo humano que lo ha elegido como aspiración preferente. O eso o que, ante la (primera) postura seria por parte del Estado, iban a comportarse nuestros separatistas como esas sectas apocalípticas que se encierran en un estrecho ámbito de su localidad y eligen voluntariamente desaparecer del mundanal ruido.

En un momento de falta de caridad por mi parte, rogué porque así fuera. Por último, encontré una pequeña referencia a que el lacito de marras, si es de tono pálido, sirve para denunciar la existencia de presos políticos; es decir, si esto era así, en la torturada mente de los manifestantes, se hacía alusión a los Jordis, en prisión preventiva por el delito de sedición cuando instigaban a las masas en contra de la Guardia Civil que, por instrucciones de la fiscalía, buscaba documentos en los sancta sanctorum de la Generalidad.

O acaso aludían a ellos mismos…, en el caso de tener enfrente mañana a un verdadero Estado español, consciente de sus obligaciones y que hasta ahora ha brillado por su ausencia. Con todo, estoy hecho un verdadero lío, y dejo a los lectores la interpretación que ellos prefieran de la ostentación del mencionado lacito amarillo. En lo que todos estaremos de acuerdo es que se trata de una cursilada. Porque, pobrecitos, ¡mira que son afectados, remilgados y cursis nuestros separatistas!

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