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Diario YA


 

Se ha abierto la veda para que el separatismo, catalán y vasco, vayan quemando etapas.

Un espectáculo denigrante: El Gobierno negociando la entrega de Cataluña

Miguel Massanet Bosch.
La parafernalia que el gobierno, presidido por el señor Sánchez, ha organizado para la puesta en marcha de esta reunión, a todas luces impropia y vergonzante, en la que con el sólo fin de que los separatistas catalanes -en el caso de los vascos ya se sabe que poniendo millones de euros a su disposición, fácilmente se los compra – se avengan a votar a favor o abstenerse para la aprobación de los próximos PGE del próximo año, sin que el actual ejecutivo tenga el más mínimo escrúpulo en cuanto a prepararles una recepción a bombo y platillo en la que no ha faltado el más mínimo detalle y con una representación personal inusual y nunca jamás vista en el caso de una reunión de trabajo entre el Presidente del gobierno español y un simple presidente de cualquier autonomía del Estado que, en todo caso, se habría mantenido dentro de las paredes del despacho presidencial y, a lo máximo, con unos pocos asesores o colaborados de cada uno de los interlocutores y, por supuesto, sin tanto despliegue de medios y asistencia de ministros por un lado y, por el otro, aparte de la presencia de un señor, el señor Torra, al que se le ha privado de ostentar cargo o empleo público por un tiempo, un personaje cerril que sigue emperrado y no hay quien lo baje del burro, si es que fuera posible que un jumento cabalgue a lomos de otro, en su obsesión por conseguir un referendo de autodeterminación de Cataluña y que se les conceda una amnistía a todos los presos que fueron condenados por el TS, por sedición y malversación de caudales públicos, para que puedan volver a sus empleos autonómicos; no como arrepentidos por el delito que cometieron, sino todo lo contrario, para seguir ( ellos mismos ya se han reafirmado en ello) trabajando en pro de conseguir la independencia de la comunidad catalana.
Hay que recordar que, en la representación catalana, aparte del señor Torra, el president, habrán asistido, amén de una importante representación del separatismo catalán, el ‘vicepresident’, Pere Aragonès, como mandatario del señor Junqueras que, en realidad, es la figura principal por parte de los separatistas, pese a estar en prisión e inhabilitado para ejercer cargo público. En lo que respecta a la representación gubernamental, han estado presentes el presidente, Pedro Sánchez; los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, y los ministros María Jesús Montero, Salvador Illa, Carolina Darias y Manuel Castells, además de Ábalos, mano derecha de Sánchez en el PSOE. Un elenco más propio de una reunión entre mandatarios de dos naciones distintas que de un encuentro entre unos señores que representan a una autonomía del propio país que, para más INRI, lo que le  piden al Gobierno es que les conceda la liberación de unos señores que pretendieron alzarse contra España y que, por si faltara algo al aderezo, siguen insistiendo en lo mismo para cuando estén en libertad.
Y uno, en su estupefacción ante todo esto que está sucediendo en España, se pregunta si, toda esta representación, esta publicidad que se le está dando al tema, la aparente “dulzura” y “buena sintonía” que las maneras, los circunloquios, las cortesías y el exquisito cuidado con el que dan a conocer sus diferencias al final de cada reunión ambos bandos, procurando que ninguna de las dos partes salga mal parada del encuentro y advirtiendo que: el tema “va para largo”. Uno de los puntos que parece que forman parte de la estrategia de ambas delegaciones, parece ser el intento de darle largas a las discusiones, para permitir que la ciudadanía vaya asimilando, poco a poco, que  “en definitiva, no sería tan malo que Cataluña quedara como un Estado independiente asociado al español”. Ya se está hablando, por el redivivo políticamente, señor Artur Mas, recientemente reaparecido en escena, con la pretensión de recuperar protagonismo (lo tiene crudo con rivales como Puigdemont que, no va a consentir que le roben su protagonismo en esta jugada de ajedrez que es la disputa por quien maneja el cotarro entre el independentismo catalán) en la escena política catalana, cuando ha declarado que “este proceso no puede ser corto y que se deberá esperar una o dos legislaturas para que Cataluña tenga suficiente fuerza y empuje para volverlo a intentar lo que, en este momento, parece que es inviable”
Resulta incomprensible que, en el siglo XXI, siendo miembros de una organización multinacional como es la UE y teniendo tantos lazos con naciones tan importantes como son Francia y Alemania, el gobierno actual pretenda dar ante al mundo la imagen de que lo que pasó en Cataluña el 1 de octubre no fue más que una filfa, un mal entendido, una rabieta de una parte importante del pueblo catalán y que, en consecuencia, todo el juicio que tuvo lugar en el TS, fue una equivocación que ahora, entre el gobierno y los sediciosos, están dispuestos a darse el “abrazo de Vergara”, como el que tuvo lugar entre el general Espartero y Maroto, y pelillos a la mar. Las consecuencias que pueda tener esta jugada son fácilmente perceptibles si se tiene en cuenta la posibilidad de que, el tema del juicio contra los separatistas catalanes, acabara llegando, como llegará, al TEDH, al que se le servirá en bandeja la sentencia de deberá dictar, vista la buena sintonía que parece existe entre ambos “gobiernos”; siendo evidente que, el Gobierno español, les ha concedido a los soberanistas catalanes ( y de retruque a los vascos) el rango de representantes de otro “país”, al recibirlos en la Moncloa con tales alharacas y consideraciones.
Puede que, con la facilidad con la que políticos hábiles, capaces de encontrar la fibra sensible de los ciudadanos, dada la ignorancia que existe entre la ciudadanía española respecto a las consecuencias inesperadas que, con la frivolidad con la que emiten sus votos, dejados llevar por simples reflejos emocionales y, en pocas ocasiones, de una forma reflexiva y procurando prever las consecuencias que pueden traer al país y a ellos mismos el favorecer a partidos que han demostrado, a través de la historia, que han sido incapaces de conseguir un mínimo de bienestar y de seguridad para sus gentes; el pueblo español haya asumido una responsabilidad, dando el poder a comunistas, socialistas y a separatistas sin valorar convenientemente cuál pude llegar a ser el resultado de semejante contubernio. Y, ya que estamos hablando de historia, haremos mención a lo poco que nuestros jóvenes, en general, conocen la historia de nuestro país; lo que les priva de tener elementos de juicio adecuados para establecer comparaciones entre lo que sucedió en otros tiempos y lo que, en estos momentos, la política les está ofreciendo.
Y, ante todos estos tropiezos por los que está pasando nuestra nación, tenemos a un presidente del gobierno que se ha olvidado, afectado de una amnesia harto preocupante, de que en España tenemos, le guste o no, una Constitución aprobada en el año 1978, por la que nos hemos venido rigiendo hasta la fecha y, aunque no le convenza, vamos a seguir teniéndola que respetar mientras no tengamos otra mejor que la sustituya; un cambio que va a ser difícil que se produzca mientras la relación de los escaños de ambas cámaras no cambie radicalmente. Y hete aquí que, como en el proverbio referente al profeta Mahoma: “Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma”, el señor Sánchez ha pensado que, si no puede modificar la Constitución de 1978, para adecuarla a lo que para él sería conveniente, pues se la intenta vaciar de contenido, modificando aquellas leyes que sí están entre sus facultades  de poder cambiarlas y,  así es como ha decidido hacer con el CP, cambiando la definición del delito de secesión para convertirlo en poco menos que una simple falta. De este modo se satisface a los separatistas, se pone en libertad a los presos de la cárcel de Lledoners, se consigue que ERC les apoye en el Parlamento y, sono tutti contenti; salvo aquellos que seguimos pensando que, España, es una gran nación que no puede ser troceada por el simple hecho de que, un “iluminado”, haya decidido que hay que utilizar todo el poder del que dispone, como presidente del gobierno, para asegurarse su propio futuro.
O así es como, señores, desde la óptica de un simple ciudadano de a pie, creemos que nos encontramos ante uno de los panoramas más delicados, a los que se ha tenido que enfrentar nuestro país, desde aquella época en la que los españoles, para luchar contra el comunismo bolchevique y el crimen organizado que se extendió durante aquella “adorable” época de la II República, tuvieron que enfrentarse entre sí, en una guerra civil de la que, por desgracia, todavía seguimos pagando sus consecuencias.