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El debate sobre la guerra contra el terrorismo es amplio y abierto

Los yihadistas: Parte III. Medidas a tomar

Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Ex miembro de la Curia Valentina. El debate sobre la guerra contra el terrorismo es amplio y abierto. Los islamistas y sus defensores intervienen en él e intentan desviarlo, camuflarlo, desplazarlo en diversas direcciones. Sus defensores se resisten en el terreno intelectual y dinamitan las mejoras introducidas en el conocimiento público por autores expertos en la yihad. La élite universitaria de los Departamentos de Oriente Próximo y los activistas wahabíes, jomeinistas, salafistas, etc compiten en esta materia en un afán desesperado de negar información a los alumnos a través de los canales universitarios. Esta batalla, yihad de la información para ellos, definirá el futuro. Los libros de texto y las investigaciones actuales determinarán la capacidad de la población para absorber nuevas realidades.
Al margen del ámbito académico, en los medios de comunicación se entabla un debate similar. Mientras que unos medios se preparan para investigar concienzudamente, de manera multidisciplinar y con rigor académico, como lo hace este Medio, el Diario YA, otros se han quedado estancados en la era anterior al 11-S.
Mientras un sector de la intelectualidad empieza a entender lo que sucede realmente y se dedica a profundizar y ampliar sus conocimientos, no sólo históricos y sociopolíticos sino teológicos, el otro sector es incapaz de ofrecer respuestas sensatas y eficaces a las graves preguntas que plantea el islamismo.
A partir de los datos obtenidos por un análisis continuo y unas sencillas proyecciones basadas en nuestros conocimientos, debemos asumir que los islamistas ya están infiltrándose en el sistema. Con el código jurídico actual, la cultura política y el escaso nivel de concienciación de nuestra sociedad, los terroristas de la yihad pueden inmiscuirse en todos los ámbitos de la guerra contra el terror. ¿ Es alarmista esta afirmación ?. No lo creo. No cabe duda de que los islamistas se adaptan a los cambios para desarrollar contrasistemas eficaces. ¿ Qué puede hacerse para evitar el desarrollo de la amenaza yihadista dentro del sistema mientras éste se construye ?.
La visión de conjunto del pensamiento yihadista ayuda a extraer conclusiones de la últimas tendencias y a establecer puntos de referencia para las líneas futuras, pero esta visión de conjunto no permite prescribir programas políticos exactos para contrarrestar o contener las estrategias yihadistas. Para ello se requerirá un mayor conocimiento por parte de los poderes ejecutivos y en especial de todos los servicios de inteligencia del Estado y de las Organizaciones Internacionales.
La obligación más importante, de carácter general, para desarrollar la guerra actual contra el terrorismo yihadista y sus colaboradores necesarios es definir al enemigo. Sí, ésta es una guerra contra el terrorismo, pero también contra una ideología que desencadena y legitima el terrorismo: el islamismo.
La primera acción en esta guerra debe fundamentarse, ya que es una guerra con un muy pronunciado componente ideológico, en el adoctrinamiento islamista. En lugar de dedicar el 100% de nuestros recursos a medidas reactivas y de seguridad, se podría dedicar el 40% para la acción preventiva. ¿ Qué sentido tiene esperar a que una persona se haga terrorista, si se puede influir en su proceso de transformación?. Al estudiar los materiales, estructuras, difusión y demás documentos yihadistas, el departamento gubermanental o de inteligencia puede y debe prevenir la formación de futuros adeptos. Funcionarios especializados, similares a los trabajadores sociales, pueden adoptar multitud de métodos y programas dirigidos a los sectores de mayor riesgo. Se debería impartir además a la población en general educación sobre la seguridad nacional.
No obstante, se deben prevenir también los futuros actos terroristas dedicando esfuerzos a proteger a la población y los puntos críticos de eventuales atentados y dedicar recursos significativos a la reacción frente a ataques contra centros médicos, bioquímicos y otras instalaciones públicas, haciendo especial hincapié en la participación pública en la seguridad nacional mediante la vía de la Reserva Voluntaria u otra cooperación.
El concepto de resistencia nacional frente al islamismo es fundamental. Impartir formación a la opinión pública sobre las causas del islamismo, su identidad y mecanismos supondría la creación de un primer escudo defensivo contra el terrorismo. Al igual que las comunidades y autoridades locales cooperan en la lucha contra las actividades criminales, todo el mundo debería participar en la lucha contra el terrorismo. Hoy más que nunca, todos los adultos deben estar alerta, provistos de las herramientas intelectuales adecuadas para comprender la amenaza a su nivel. Una red de decenas de millones de ciudadanos concienciados en el país, protegería a la sociedad de la penetración de esta ideología islamista. Si se nos capacita para comprender la naturaleza de la amenaza, se obtendrán importantes beneficios. A nivel popular se difundiría la cultura antiterrorista y las comunidades se movilizarían para organizar debates sobre la cuestión. Cuantos más ciudadanos y comunidades participasen es este debate, menor sería la probabilidad de que los terroristas inculcasen su maligna ideología y reclutasen a nuevos adeptos para acciones violentas o crípticamente violentas como la apología del yihadismo en mezquitas u otros foros. Cuando la población carece de información y no está movilizada, los terroristas pueden llenar ese vacío. En un plano un poco más profundo, la formación de la opinión pública fomentaría la participación de las élites artísticas y culturales en la movilización. El cine, la literatura, el teatro, los artículos y los documentales incrementan la capacidad popular de comprender el nuevo reto e invertir el proceso de aletargamiento que ha sufrido la sociedad.
Por último, la respuesta adecuada a la amenaza yihadista, en lo que toca a los musulmanes, consiste en mostrarles el Camino de la Verdad, del Príncipe de la Paz y al Dios que nos ha prometido el Reino en la Tierra y la Vida Eterna:
Sura5:84; Sura57:26; Sura61:14; Sura4:156; Sura19:32 y 33; Sura10:94, etc.

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