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Diario YA


 

el hecho de ir a votar no nos convierte en protagonistas de nuestro futuro colectivo

Los peores al poder

Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio. Una de las cosas que venimos haciendo, suponemos que para escándalo de algunos acomplejaditos y de no pocos narcotizados por el Sistema, es precisamente cuestionar el Sistema. Decir con claridad que esta aparente democracia no lo es, que el hecho de ir a votar no nos convierte en protagonistas de nuestro futuro colectivo, y que las instituciones públicas, partidos, sindicatos y otros actores principales de este tinglado simplemente nos utilizan, como un kleenex, para satisfacer sus pequeños o grandes intereses bastardos. Esto no pueden decirlo en otros medios, porque sencillamente hay partidos políticos que pagan, en A o en B, para que ideas como éstas no se digan en un medio de comunicación.

La última entrega del CIS confirma lo que podríamos llamar "el holocausto de España". El fin de nuestra nación tal y como la conocemos. Si se cumplen los resultados del sondeo oficial, Podemos, el nuevo partido comunista-populista-bolivariano, tendrá la sartén por el mango del próximo Gobierno, por la sencilla razón de que ni el PP, ni Ciudadanos, ni evidentemente el PSOE podrán hacer otra cosa que estar en la oposición. No sabemos si durante cuatro años, durante ocho, o ya de por vida. Pero los datos son los datos, y aunque hablamos de momento de previsiones, la lectura de esas cifras no puede llevar a otra conclusión que la que les acabo de contar.

¿Tiene derecho la mayoría de un pueblo a tirar por el barranco de la Historia el destino de ese pueblo? ¿Tiene derecho la mayoría de los españoles a empujar a la miseria, a la ruina, al caos, al desastre, quizás al exilio, o a cosas peores, a la totalidad de una nación milenaria, que tiene un pasado glorioso, y cuyas nuevas generaciones tienen derecho a la prosperidad que otras han conocido? ¿Hasta qué punto puede una presunta democracia como la nuestra precipitarnos al hoyo de la desaparición, abocarnos a un desastre sin precedentes, hacer de todos nosotros, y de nuestros hijos y nietos, unos completos desgraciados? A nosotros nos parece que la democracia no es el becerro de oro al que debemos adorar. En este programa, y en concreto este comunicador que les habla, sólo se arrodilla ante nuestro Señor Jesucristo. Las urnas se inventaron para llevar a los pueblos a su felicidad, no para hundirlos en una ruina que ya todos vemos venir.

¿Puede un partido como Podemos sacarnos de la crisis económica y aliviarnos de los recortes que impuso el PP? ¿Pueden ahora las recetas comunistas que han supuesto miseria para millones de personas en todo el planeta ser la panacea contra los excesos del neoliberalismo? ¿Va a venir ahora este personaje, Pablo Iglesias, con el Capital de Marx, con el Manifiesto Comunista a pachas con Engels, las recetas que ya fracasaron hace un siglo, a proponer un futuro diferente, a vivir todos del momio del aumento del gasto público y la deuda infinita? Evidentemente, no. Evidentemente, los que van a votar a Podemos están equivocados. Los que nos van a conducir a todos a la ruina están profundamente equivocados.

Tan equivocados como los que han venido votando al PP o al PSOE. Igual de equivocados que los que han apoyado en las urnas a esa cosa aún sin definir que es Ciudadanos. Se equivocan, en definitiva, los que han jugado a este juego lleno de trampas que algunos ingenuos llaman democracia. Se han equivocado todos aquellos que entre España y la democracia, han elegido la democracia; se han equivocado los que han creído a los traidores y a los trileros, a los que con cuello blanco o con cuello azul han ido colocando sus promesas siempre incumplidas o sus caritas de buenas personas. Se han equivocado por ingenuos, por analfabetos o por traidores a la Patria.

Hoy tenemos una situación terrible. Ojalá la solución a los males de España estuviera en una cosa tan pequeña e insulsa como es una urna. Mucho nos tememos que ya no. La solución vendrá de la Providencia y de la capacidad que tengamos (si es que la tenemos) para entender que nos han engañado y que éstas del 26 de junio son las elecciones que nos han de despertar de un letargo demasiado largo. Un letargo en el que hemos entregado lo mejor que tuvimos: nuestra soberanía, nuestra Historia, un legado que no merecíamos y el honor de unos antepasados ejemplares. Ojalá despertemos el próximo día 26, porque será lo mejor que nos pueda pasar esa noche.

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