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Los acuerdos sobre la limitación del CO2 ocasionarán una brutal subida de los precios y del endeudamiento de las naciones

Por Rafael Palacios

Reunidos en Madrid a pocos kilómetros de donde se realizaba la cumbre oficial sobre el supuesto calentamiento del planeta originado por el CO2 humano, un puñado de los mejores investigadores organizaron una «minicumbre» de la disidencia contra el COP25, con el fin de grabar un vídeo donde se explicaran las manipulaciones de la ideología oficial sobre el supuesto «cambio climático», video que está disponible en https://youtu.be/a3W8EVEEKQ8
En los primeros minutos, los organizadores enviaron un mensaje a Pedro Sánchez, quien unas horas antes había dicho que “sólo un puñado de fanáticos niegan que el ser humano esté provocando un cambio climático”: “Contamos con las firmas de 800 científicos”, aseguró James Taylor, organizador del evento y presidente del lobby libertario The Heartland Institute, antes de recordar cómo, hoy día, cualquier accidente climatológico se atribuye a la acción del hombre: “Antes decían que si hacía calor, ahora que si hace frío, si llueve o si hay sequía y si despiertan volcanes: todo es por culpa del hombre. La realidad es que el clima siempre, desde que existe el Planeta, ha estado cambiando y no precisamente por culpa del ser humano, sino del sol”.
El profesor emérito de la universidad de Princeton y ex asesor de la Casa Blanca en materia científica, Will Happer, fue el ponente más esperado, y no defraudó. En un ejercicio de humildad, reconoció que en los años 80 él llegó a creer que el clima estaba cambiando por influencia humana, pero los datos hicieron que modificara su postura: “No hay emergencia climática; lo que hay es una religión alrededor de este tema, que no ciencia. La ciencia no es democrática, ni se vota; aunque hubiera un 97% de los científicos a favor de esa tesis (lo cual es falso), seguiría siendo mentira, cuando los datos contradicen una tesis. Aquí el problema son las subvenciones a los científicos por parte de los gobiernos, lo que hace que estén manipulando los datos para que casen con su alarmista teoría. El mundo está en un estado de histeria. La gente está confundiendo el CO2 con la contaminación, cuando la realidad es que el CO2 no se ve, y es vital para desarrollo de las plantas. Lo cierto que es difícil de predecir el aumento de más de un grado centígrado en la temperatura del planeta”.
El científico Stanley Goldenberg, cuarenta años analizando los huracanes, desmontó con demoledora sencillez la presunción de que el número de tormentas tropicales, tornados y huracanes haya aumentado en las últimas décadas: “Lo que ha cambiado son los métodos de medición. Antes se hacía desde los observatorios costeros, pero cuando empezaron a utilizarse los satélites, lógicamente se detectaron muchos más huracanes que no llegan a las costas porque mueren en el propio mar. De manera que, cuantitativamente, sí es cierto que han aumentado su número, pero, como digo, esto se explica porque ha mejorado el método de medición”.
Goldenberg señaló que, en Estados Unidos, los años 2017 y 2018 han sido los más fríos desde los años 30 y apuntó a que los datos del pasado se han retocado porque han considerado una variable que provocaba una variación en la forma de medir la temperatura respecto a hace un siglo. La razón es sencilla: muchas de las estaciones meteorológicas antes estaban a las afueras de las ciudades, con lo que las temperaturas medidas eran, evidentemente, más bajas que ahora, cuando esa estaciones han sido absorbidas por los núcleos urbanos, que generan más calor. Al parecer, en el proceso de “homogeneización” de esos datos se han producido unas correcciones que han avivado la paranoia de la subida de las temperaturas. Goldenberg ilustró este tema con sendas imágenes de los observatorios madrileños de El Retiro y Navacerrada.
Según Christopher Monckton, ex asesor de Margareth Thatcher, con estas medidas restrictivas de las emisiones de CO2 la ONU no ha conseguido nada más que detener el progreso en los países en vías de desarrollo. A su juicio, y el de otros ponentes, los elevados impuestos que se van a crear para cumplir los objetivos de los acuerdos de París dictados por la ONU van a hacer que las industrias continúen marchándose a China pues, increíblemente, este país queda exento de momento de las limitaciones a los gases CO2. Al no tener que imponer impuestos a sus empresas, las de otros países se están yendo allí para producir porque les sale más barato, generando consiguientemente desempleo.
El ingeniero de la universidad chilena, Douglas Pollock, aportó un curioso dato: los recientes disturbios en Chile se debieron al cambio de modelo energético que conllevó la subida del precio del billete de metro, por lo que podemos considerar ésta como la primera revolución esquizofrénica: los propios manifestantes, ecologistas, no saben que están luchando contra sus propias ideas, que provocan subida de precios y, por tanto, su empobrecimiento. Polllock aseguró que la implementación de estas medidas va a generar una brutal subida de la luz y de los precios en todos los países, afectados por los impuestos que se van a colocar a la generación de energía y, por tanto, al transporte y el procesado de productos.
En general, todos los ponentes están de acuerdo que las medidas impuestas van a generar un empobrecimiento de la población mundial, y no van a tener ninguna repercusión sobre el clima. Seguirá habiendo huracanes, terremotos, volcanes, frío, calor e inundaciones, porque todos ellos son fenómenos naturales en el planeta.
Esta «minicumbre» de la disidencia contra la ideología «climáticamente correcta» propuso que el año que viene, en la edición de Glasgow, haya un debate real entre ambas corrientes científicas.

 

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