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Diario YA


 

Lavavajillas, el poder de la sutileza y el ahorro

Muchos seguro que se sentirán identificados y darán el visto bueno al afirmar que una de las pesadillas más recurrentes en toda cocina doméstica es ver en el fregadero, día tras día, la acumulación de platos, vasos y muchos otros utensilios sucios, que se amontonan a la espera de que alguien -o algo- los limpie. Después de todo un día de trabajo y de haber tenido que ponernos a cocinar, una vez hemos comido, lo último que nos apetece es recoger todo ese desorden e, inevitablemente, terminamos por soltar al aire para nosotros mismos la típica: “¡Mañana lo hago!”, si bien ese mañana quizás se demore algo más de lo esperado.

Lavar a mano todos los trastos sucios de la cocina es una tarea, cuanto menos, tediosa, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de utensilios a limpiar. También es cierto que, a mayor número de platos y vasos, podemos suponer que mayor número de personas a repartirse la responsabilidad, pero como a veces esa regla tampoco se cumple a rajatabla, vamos a dejarlo con que seguimos con muchos trastos en el fregadero y muy pocas ganas de coger la esponja y el jabón y ponernos, durante un rato, a fregar todo lo que hemos ensuciado.

Soluciones a mano

¿Existen maneras de librarnos de tener que ocuparnos de fregar platos y cacharros varios? Resulta que sí. Hace años alguien inventó un electrodoméstico que, cada vez con mayor presencia, forma parte de los hogares de miles de millones de personas alrededor del mundo. Hablamos del lavaplatos, o lavavajillas, y de las múltiples cualidades que ofrecen las novedades más actuales para ahorrarnos tiempo y dinero en la tarea de lavar los platos a mano.

Con los avances tecnológicos diarios, los lavavajillas se han transformado por completo y se han adaptado a las necesidades -tanto prácticas y útiles, como estéticas- de las cocinas modernas. Además de ser dispositivos cómodos, cada vez gozamos de mayores y mejores prestaciones que nos permiten una carga superior (para familias grandes) en un espacio mejor invertido, eficiencia energética optimizada para consumir menos y ofrecer ventajas únicas en el ahorro energético doméstico, y plena discreción para aquellos que quieran tener el lavavajillas en casa, con los lavavajillas integrables y panelables.

Día a día, son más las compañías que apuestan por la adaptación de sus lavaplatos a las posibilidades de instalación y a incorporar esos electrodomésticos de forma totalmente inadvertida, logrando que un lavavajillas de 60cm pueda parecer la puerta de un armario más del mueble de nuestra cocina.

Balay es una de estas empresas que ha apostado fuerte y con garantías totales para la integración de sus elementos en cada cocina, los modelos de lavavajillas Balay, son uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar en el mercado actual cuanto a lavavajillas integrables y panelables, con sistemas sofisticados en ergonomía y simplicidad de funcionamiento, para agilizarnos la tarea y que limpiar los platos sea cosa de “coser y cantar”.

Limpieza económica y saludable

Sin un lavavajillas en casa, no tendremos más remedio que lavar los platos a mano, hecho que según diversos estudios realizados por la Universidad de Bonn (Alemania) repercute en el consumo energético y de agua. Los científicos afirman que limpiando a mano, y gracias a la evolución positiva que han sufrido los friegaplatos más novedosos, gastamos más agua y perdemos un tiempo innecesario en una tarea que puede verse cubierta con garantías por un elemento diseñado para llevarla a cabo. Además, en términos de salubridad, para matar las bacterias restantes en un plato sucio, el agua para limpiarlo debe llegar a una temperatura de unos 60ºC, algo que el lavavajillas logra fácilmente, pero que apenas conseguiremos si utilizamos el grifo.

Aunque suponen una inversión inicial elevada, a largo plazo, la relación precio-vida útil del lavaplatos por el uso que se le da, está más que rentabilizada y con todas estas ventajas que nos ofrecen lavavajillas integrables y panelables como los de Balay y otras marcas del mercado, ¿cómo resistirse a ello?