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La pérdida de audición: Lo que se debe saber al respecto

El sentido del oído es uno de los más importantes para el ser humano actual. Requerido para muchas actividades diarias, así como también necesario para la orientación y para no sentir aislamiento social. La pérdida de audición resulta ser el problema más serio en torno a este sentido.

La pérdida de la audición es uno de los problemas crónicos de salud más comunes en la sociedad, ya que su aparición no viene determinada por ningún factor en especial, sino más bien por hábitos y hasta temas hereditarios. Según Phonak, uno de los centros especializados en el tema, más del 30% de la población mayor de 65 años sufre de este malestar en cualquiera de sus escalas de gravedad.

A pesar de esto, no son pocos los niños e incluso jóvenes que antes de llegar a la edad adulta presentan síntomas de pérdida de la audición. Síntomas que, a su vez, resultan o difíciles de detectar o carentes de importancia en el momento, por no asociarlos al mal que conllevarán en el futuro. Esta omisión de los síntomas cuesta más de 700 millones de dólares al año, en el mundo, ya que son escasos los casos en que las personas acuden a centros especializados en busca de ayuda.

Aunque no se tenga algún patrón hereditario, este problema crónico puede agravarse hasta el punto de tener una pérdida total de la audición.

La inseguridad de la pérdida de audición

Una persona que sufre de este problema, por norma general, comienza a sentirse insegura. Esta sensación de inseguridad se va trasladando desde las tareas cotidianas como conducir o caminar por la calle, hasta las actividades sociales como reuniones entre amigos, salir a fiestas o incluso trabajar.

Esto es motivado porque el cerebro necesita hacer mayor esfuerzo para interpretar los sonidos que el oído escucha, y a la vez se le dificulta el triple entender lo que se está escuchando. Este esfuerzo a menudo se transforma en un cansancio tal que la persona puede sentirse irritada y hasta deprimida, llegando estos malestares secundarios a ser de bastante cuidado.

Por eso, antes de llegar a estos niveles, lo mejor es prevenir y fomentar la práctica de un estudio especializado, al menos una vez al año. Del mismo modo, aprovechar para incluir a familiares y seres queridos en torno a este hábito saludable, ya que el oído no sólo cumple con su papel de escuchar, sino que da sentido de ubicación, orientación, equilibrio y sociabilidad a las personas.

Los síntomas no siempre tomados en serio

Las personas de la tercera edad, por lo general, son las más vulnerables a sufrir de este padecimiento. Cuando se empieza a transitar a una edad mayor a los 60 años de edad, el envejecimiento ocasiona un declive totalmente natural y predecible en los sentidos. Sin embargo, nada de esto quiere decir que no pueda ser tratado, corregido y hasta prevenido en su totalidad.

Las personas que tienen trabajos o hábitos en los que se exponen a mucho ruido, como pueden ser los carpinteros, herreros, constructores, así como también los que escuchan música con auriculares, también son de los más propensos a sufrir de pérdida de la audición.

Los dolores de cabeza sin ningún tipo de razón y los mareos pueden estar ocultando un problema de audibilidad, por lo que es recomendable acudir a un centro especializado. Así también, la no percepción de sonidos como el tic tac de un reloj, teniéndolo a unos 30 centímetros de distancia, puede estar causada por esta aflicción.

Los cuidados preventivos, son la única solución posible.