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La Política, ¿de verdad es eso? ¡Qué pena!

Enrique De la Puente Desde hace tiempo, tanto los periodistas profesionales como los aficionados, esos que en los debates en los medios de comunicación participan invitados por los presentadores o las cadenas de los distintos programas, no se limitan a darnos información de los hechos noticiables, sino que suelen comentarlos, aportando lo que su ideología les sugiere. Como uno de los temas que más noticias genera es la Política, no hay día en que no leamos o escuchemos noticias de alguna forma relacionadas con ella, ya sea por los hechos en sí o por las personas que los protagonizan.

Estos comentarios que tratan de la Política son los que más llaman mi atención. Pero no puedo creer que la carrera de Políticas sea tan simple como las definiciones de los que van a esos programas nos ofrecen, o lo que se puede leer en algunos periódicos; según ellos parece ser que atendiendo a las lecciones de Maquiavelo todo se limita a saber engañar. Teniendo en cuenta esas definiciones, los mejores políticos, pensaría yo, serían los ilusionistas. Menos mal que a veces participan verdaderos profesionales de la Política como por ejemplo Vidal Cuadras, Leguina o Margallo, por citar a alguno, que nos hacen pensar que las cosas no son tan simples. Cuando se atiende a lo que aporta Margallo sobre cualquier tema exterior o a Leguina sobre problemas puramente españoles, se entiende que la Política es algo más que engañar, prometer y no cumplir

También creo que es posible que algunos de los participantes no hayan leído El Príncipe, porque Maquiavelo decía muchas más cosas y no se limitaba solamente al tema del engaño, lo de situarse en el tiempo y en las circunstancias relacionadas con las decisiones a tomar, el establecimiento de suficientes fuentes de información, la capacidad de establecer relaciones con los que se verían afectados por la decisión, y tantas otras cosas, creo que tienen su importancia.

También comentaba Maquiavelo que se deberían limitar los excesos sobre los gobernados, en aquel tiempo existía el derecho de pernada, ahora en desuso, aunque en la actualidad los gobernantes cometen otros tipos de excesos sobre los gobernados, por eso, entre otras cosas, vemos que lo de situarse en el tiempo sigue siendo importante y esos comentaristas deberían actualizarse, porque ha habido otros grandes maestros de la Política. No voy a consultar ningún diccionario, porque mis últimas experiencias con ellos no han sido todo lo satisfactorias que yo hubiera deseado y me voy a permitir opinar sin una ilustración previa; partiré de los resultados que percibo en los debates citados, de la mayor parte de los participantes en ellos. Así que asumo el papel de aficionado, lo soy a casi todo, y en este artículo actuaré como hacen ellos, opinando sobre un tema del que reconozco que no soy ni siquiera aprendiz. Eso sí, tengo la ventaja de que por lo menos de una forma inmediata, nadie me va a llevar la contraria, ya que los artículos de opinión son algo así como un debate con pausas.

Empiezo pues con algo que todos hemos oído alguna vez y es que la Política es el arte o la ciencia de gobernar. A mí me gustaría más que en realidad fuera una ciencia, pero una ciencia de verdad, porque las leyes de la ciencia no dependen de los caprichos de los hombres y unas vez conocidas permiten tomar decisiones acertadas, pero me temo que sea más un arte, sujeto a la imaginación e improvisación del artista o político en este caso.

En el mundo actual y creo que ha pasado siempre, hay muchas cosas relacionadas como si fueran nudos en una inmensa tela de araña que las une y una decisión sobre algo actúa sobre esa red activando reacciones en los demás nudos o cosas; no me atrevo ni siquiera a sugerir quién sería la araña que se moviese por la red devorando lo que se encontrara. El cómo actúan los políticos al analizar situaciones y tomar decisiones es decir, lo que habitualmente se llama gestión, no parece ser considerado como Política por algunos participantes de los debates; en ocasiones me pregunto el tipo y nivel de formación que tienen, ¿será cierto que eso no forma parte de la Política? ¿En manos de quién estamos para que nos gobiernen? No, no puede ser, seguro que no. No conozco el programa de la carrera de Ciencias Políticas, pero no creo posible que consista en enseñar a engañar y prometer para no cumplir.

Por otra parte cómo se iban a pasar los años que dure esa carrera, aprendiendo sólo eso. No, me repito, seguro que se enseñan muchas cosas más. De lo que no estoy seguro, dados los casos tan numerosos de corrupción que se observan cuando se analiza lo que ha sido la Política en los últimos años, es que se enseñe a establecer los controles que se crean en la empresa privada para que nadie pueda defraudar. Estamos viendo cómo ahora por lo menos se juzga a los que se han aprovechado de cargos políticos para enriquecerse, antes ni siquiera eso, pero sigo pensando que si no existe esa asignatura, sería preciso que se impusiera de forma inmediata y hasta me ofrezco para diseñar el programa e impartir las clases de forma gratuita si fuera necesario. Si la asignatura existe y se imparte en la actualidad, se podrían hacer unas prácticas, como las que hacen los futuros médicos en los hospitales, observando cómo se toman las decisiones en las distintas administraciones y las medidas que se establecen para controlar la gestión de los recursos implicados, recursos que aportamos los ciudadanos y de cuyo uso nos deberían dar cuenta.

Si de verdad existiera el control, al sentirse vigilados, los casos disminuirían de forma inmediata; no hay más que ver cómo cumplimos escrupulosamente las normas de tráfico cuando divisamos un coche de la Guardia Civil en la carretera. Volviendo al tema del artículo, yo pediría a esos contertulios que consideren lo que de verdad es la Política y se den cuenta de que con sus intervenciones crean opinión entre gente con poca formación, y que cuando se habla de Política se debe hablar de esa función tan importante a la que se han dedicado por vocación unas veces, por carrera otras, y por sentido de compromiso con la Sociedad, muchos grandes hombres en el pasado, sin haber caído en la tentación de la corrupción, es posible que por que existieran los controles a los que he aludido, pero también fuera porque su calidad como personas no se lo permitiera.

Seguro que se pueden encontrar también ejemplos en la actualidad, de buen ejercicio de la Política. Si no mencionáramos a esos hombres de los que nunca se habla y que, después de haber dedicado toda o gran parte de su vida a la Política, no se han servido de ella para enriquecerse, por culpa de esos contertulios, tendríamos que preguntarnos y contestarnos lo que aparece en el título del artículo: La Política, ¿de verdad es eso? ¡Qué pena!

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