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Diario YA


 

¿Han dejado de brillar, Platón, Descartes, o Santa Teresa de Jesús porque lleven siglos enterrados?

La escuela de Salamanca y Elliott

María Landaluce Asombra leer, si no es por algún motivo oculto, que un historiador de peso como John H.Elliott, notable hispanista además, pueda expresar, si es que lo ha hecho, tantas inexactitudes históricas, en tan poco espacio, como las que comete cuando se refiere a la Escuela de Salamanca. O desconoce por completo el tema y toca de oído, o le escuece que la magnífica labor desarrollada por la hispana institución, no sea de origen británica. Asegura el inglés que a finales del siglo XVI deja de brillar la Escuela de Salamanca; da a entender algo como si cuando se sale de una habitación, se apaga la luz.

¿Han dejado de brillar, Platón, Descartes, o Santa Teresa de Jesús porque lleven siglos enterrados?. ¿Han dejado de ser admirables la cultura griega o el Renacimiento Italiano?. Hace muy mal cualquier historiador en tratar de quitar relumbre a determinado personaje o institución, simplemente porque no procedan de su inmediata cercanía.Basada en las extraordinarias Leyes de Burgos, la doctrina jurídica que proyectó la Escuelade Salamanca, significó en su momento el punto final para los conceptos medievales del Derecho; abanderó una reclamación de la libertad humana, sorprendente para su tiempo. El Derecho Naturalsufrió un vuelco conceptual al afirmar que, puesto que todos los hombres proceden de la misma naturaleza, tienen los mismos derechos, como el de libertad e igualdad. Aplicándolo además a los estados, puesto que el hombre no es una isla y vive en un entorno determinado. Aseguraba que los indígenas tenían derecho de posesión sobre sus tierras y perfecto derecho a renunciar a la conversión por la fuerza. Algo inusitado para la época. Promovió la separación de poderes entre el ámbito civil y el espiritual, con lo que el papado perdió parte de su poder. Aseguraba de forma rotunda la idea, que consiguió cuajar, de que es el pueblo el que recibe de Dios la soberanía, no el rey, como se aceptaba hasta entonces.

Así mismo, la escuela de Salamanca mantenía que el interés general del orbe, debería prevalecer sobre el bien particular de los estados, por lo cual las relaciones entre las naciones deberían pasar de justificarse por la fuerza, a hacerlo por la Justicia y el Derecho. La doctrina de la Escuela de Salamanca se extendió por otras universidades europeas, como Coimbra, París, Oxford o Lovaina, creando un espíritu que, para no alargarnos mucho, se puede sintetizar en la creación de los cimientos de lo que luego serían Los Derechos Humanos y el Derecho Internacional, nada menos. Es decir, dos piezas claves del ordenamiento jurídico mundial, a día de hoy. El que sus proposiciones o instrucciones, sean poco conocidas del público en general, no le resta un ápice de esplendor. Como tampoco le resta a Einstein peso en el mundo de la ciencia, el desconocimiento en profundidad de su Teoría de la Relatividad.

Igualmente inexacto es afirmar que en España se hubiese caído en una profunda crisis, a finales del S.XVI, por la sensación de fracaso moral debido a las derrotas militares; en especial por la de la Armada Invencible en 1588. Mucha mayor crisis moral y militar debieron tener los anglicanos viendo como, a golpe de hacha, caían las cabezas de sus reinas y obispos; o cuando sus “almirantes” se dedicaban a la piratería pura y dura. A la Armada de Felipe II, apenas los enemigos pudieron hundirle un puñado de barcos de toda la flota, pues la armada inglesa no se atrevió nunca a presentar batalla abierta, limitándose a atacar a los barcos españoles rezagados por la tempestad; casi todos transportes. No suelen referirse los historiadores británicos, por el contrario, al fracaso sufrido por la contraarmada inglesa, bastante mayor que la Invencible, mandada el año siguiente para acabar con la flota española en reparación en los puertos del mar Cantábrico, además de apoderarse de La Coruña y Lisboa, donde se dejaron los dientes. Fracaso rotundo en todos sus objetivos, miles de muertos entre las tropas anglicanas y la mitad de los barcos hundidos en el mayor descalabro naval británico; hasta que Blas de Lezo les propinó otro mayor aún, frente a las costas de Cartagena de Indias, dos siglos después; a costa de la flota naval británica jamás reunida hasta el desembarco de Normandía.

¿Fracaso militar español en el XVI? Como por ejemplo: Ceriñola, Garellano, Otumba, Pavía, Mulhberg, San Quintín, Gravelinas, Groninga, Gemmingen, Lepanto, Mook, Glemboux (espectacular), Amberes, Breda …. Todas antes de 1600. No es medianamente serio afirmar eso.Tampoco acierta Fraga al afirmar que la Escuela de Salamanca se desarrolla en una España de reyes que no gobiernan. La Escuela, como he dicho antes, hunde sus raíces en las Leyes de Burgos de 1512, es decir reinando Fernando “El católico”, se desarrolla en base a las “Relecciones” de Francisco de Vitoria (1483-1546), mientras reinaba el emperador Carlos, y se publican en Lyonen 1557 y después en Salamanca en 1565; bajo el reinado de Felipe II el “rey prudente”. Que sería muy prudente, pero nadie puede afirmar seriamente que ni él, ni su padre, ni su abuelo fuesen monarcas que dejaron de lado el gobierno de sus estados, sino más bien al contrario.

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