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Diario YA


 

La beldad de la mentira

Enrique De la Puente

Pensando en escribir sobre la forma en la que nos engañan continuamente, no sólo los timadores, que parece que es consecuente con lo que son, sino también los políticos (casi me atrevo a hacer el mismo comentario), o algunos medios de comunicación, publicando sólo lo bueno o lo malo, según convenga, de los partidos políticos, de acuerdo con su ideología, me acordé del soneto de Bartolomé Leonardo de Argensola, titulado como este artículo.
Aunque creo, que a pesar de mis años, sigo teniendo buena memoria, decidí consultar con Internet, que parece ser la depositaria de la verdad sobre todas las cosas, para confirmar que mi memoria me seguía siendo fiel. Allí me encontré con tres versiones distintas del soneto de Argensola; algunos de los cambios parecían intranscendentes como lo de cambiar un “ese” por un “aquel”, pero otros ya eran más importantes, como por ejemplo cambiar “ese carmín de doña Elvira”, por “aquel color de doña Elvira”, u otras modificaciones que introducen palabras hasta cambiar la métrica del verso. Sirva esto para afirmar con contundencia que lo que se lee en Internet no tiene por qué ser verdad.
También escribió sobre la mentira don Ramón de Campoamor,
Y es que en el mundo traidor
Nada hay verdad ni mentira;
Todo es según el color
Del cristal con que se mira.
Era una magnífica advertencia y tenía gran parte de razón, pero no estoy de acuerdo con él en eso de que “nada hay verdad ni mentira”; yo sí creo que hay verdades y mentiras, aunque ahora se nos hable de verdades o mentiras a medias, de posverdades, o de conceptos que pretenden que nadie esté seguro de nada para poder manipular a cada individuo, haciéndole ver todo a través de los cristales que cada ideología adopta.
Además vivimos en un mundo donde la globalización y las redes sociales hacen posible repetir miles, que digo miles, millones de veces una mentira con el claro propósito de convertirla en verdad, siguiendo el principio de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda nazi. Y lo peor es que esto lo están haciendo, como decía al principio del artículo, tanto políticos, como medios de comunicación, sin que una mayoría de ciudadanos se dé cuenta de que está siendo manipulada. Si don Pedro Calderón de la Barca se presenta en un libro de texto como Pere Caldereu de la Nao, cualquier niño aceptará que don Pedro era catalán. Esto solo es un ejemplo de manipulación pero hay tantas realidades en el campo de la manipulación que no cabrían ni en este artículo ni en el periódico.
Otra forma en que la mentira se presenta tiene que ver con la distinta forma en que los medios de comunicación tratan las circunstancias que afectan a los distintos partidos o personajes políticos, según sean de su ideología o de la contraria, repitiendo una y otra vez lo que favorezca a sus tesis. En una España en la que todos seguimos teniendo algo de Lazarillo de Tormes y creemos mucho de lo malo que se pueda contar contra el que está arriba, sobre todo si es de una ideología contraria a la nuestra, y en la que parece que nos gusta proteger al que discute la autoridad, el campo está abonado. Me contaban no hace mucho una anécdota curiosa: estando una personalidad recién nombrada, pero que todavía no era demasiado conocida, comiendo en un restaurante, sucedió que llegó su escolta y preguntó en el restaurante si el personaje estaba dentro. Lo curioso fue que el dueño del restaurante se acercó al dicho personaje, al que advirtió que la policía le estaba buscando y que, por la parte de atrás, había una puerta, por la que se podía escapar.
En la actualidad estamos siendo testigos de cómo, al parecerles a algunos gobernantes, no solo de España, sino también de otros países, que lo que se consigue con la manipulación va despacio, legislan para que no pueda llegar a los gobernados otra información distinta a la que ellos han convertido en verdad oficial, imponiendo penas para el que se salga de esa verdad oficial y se atreva a contar algo que la contradiga ¿Se va a llegar a la situación de tener que recurrir a la autocensura para no caer en desacatos a la autoridad?
Volviendo a doña Elvira me pregunto si alguien me llamará machista por hablar de su beldad, después de haberse pintado de carmín los labios, porque también con esto hay grave debate.