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Diario YA


 

FELIZ 2016..., si nos dejan

Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio, en RADIO INTER, 918 AM.  En 2016, al menos esa es nuestra intención, vamos a seguir siendo casi la excepción en los MCS de nuestro país, en el sentido de defender cosas que ya casi nadie se atreve a defender, porque son muy minoritarias. Sabemos que vamos contracorriente; y por eso creemos que es más necesaria nuestra labor. Porque creemos que una España mejor es posible, y porque no compartimos en absoluto las recetas que el relativismo y el liberalismo rampantes vienen proponiendo.

Nosotros no estamos anclados en el pasado; miramos al futuro, pero sin desdeñar ni destruir todo lo que el glorioso pasado de España nos ha dejado, que no es poco. No somos nostálgicos; tenemos el suficiente criterio como para distinguir lo bueno de lo malo, pertenezcan éstos al pasado o al presente. Muchos amigos y familiares me han preguntado durante las pasadas fiestas navideñas cómo veo yo la actual situación política, que ha logrado desconcertar y preocupar a muchos españoles. Pero, como siempre digo, es imposible hacer un análisis correcto de una coyuntura sin recurrir a la memoria, y en concreto, a lo que ha ocurrido en España desde la muerte de Franco hasta nuestros días. Es pueril, fantasioso, responde a una inmadurez intelectual terrible pretender encontrar respuestas basadas sólo en los periódicos de este mes para una crisis institucional que, en realidad, es casi endémica.

La Transición cometió fundamentalmente dos grandes errores, cuyas consecuencias vamos a seguir pagando durante varias generaciones más: uno, borrar todo resto del franquismo, fuera bueno o malo, e intentar reescribir el futuro desde cero a partir de posiciones neoliberales y supuestamente progresistas. Y dos, entregar todo el poder y absolutamente todo el protagonismo para emprender esa labor a los peores enemigos de la Patria: los socialistas, los comunistas y los separatistas. La derecha, siempre cobardona, siempre acomplejada, siempre traidora a las esencias de España, quiso ocupar la misma posición que aún hoy mantiene: la de convidado de piedra. La de simple oyente en un tinglado montado para sus adversarios.

Esos dos errores, la estigmatización manipuladora del pasado partiendo de mentiras de consenso sobre el franquismo, y la entrega del futuro colectivo a gente básicamente antiespañola, nos han traído un sistema político en el que, de democracia, sólo hay el nombre. La realidad es que una oligarquía de partidos corruptos, pensados para el enriquecimiento de sus promotores y nunca para el bien de los españoles, ha esquilmado la Patria, metiéndola en una crisis mucho más grave que la económica. Una crisis moral y existencial, una crisis de rumbo, de expectativas. Una crisis de desesperanza. Nos han robado lo mejor que teníamos y a cambio nos han dejado..., la nada. Y encima tenemos que darles las gracias porque nos dejan votar cada cuatro años, haciéndonos creer, como a los niños, que somos nosotros los que mandamos.

Así hoy tenemos lo que tenemos: un resultado electoral que no permite formar un gobierno estable. Dos grandes partidos que se odian a muerte aún cuando comparten el 90% de sus programas electorales. Dos partidos emergentes de los que uno no tiene ideología, y el otro defiende las ideas más sanguinarias y liberticidas de la Historia del mundo. Y una turba de minipartidos, casi todos radicales, que se parecen solamente en una cosa: en que odian a la nación que les da cobijo, dinero y prebendas. Y todo esto es posible, ¿saben ustedes por qué? Porque nosotros queremos. Porque nosotros lo votamos. No culpemos, pues, como siempre les digo, a Fulanito, a Zutanito, o al que reparte el butano. Cada pueblo se suicida como quiere. Los españoles, a base de ser cazurros, de despreciar nuestro glorioso pasado y de confiar en unos truhanes baratos, hemos elegido la peor de todas las formas.

 

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