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Diario YA


 

Alrededor del 32% de los españoles mayores de 65 años sufre algún tipo de discapacidad

Envejecimiento de la población y apoyo de la familia en España

Gracias a los avances de la ciencia, el desarrollo socioeconómico, la cobertura sanitaria y la incorporación de hábitos saludables hacen posible el aumento de la esperanza de vida que la población a nivel global está experimentando hoy en día.
Por otra parte, no hay que olvidar que este aumento de la esperanza de vida y alargamiento de la vejez viene unido a problemas de salud y la discapacidad. De hecho, según se estima, un 32% de los españoles mayores de 65 años sufre algún tipo de discapacidad, lo que les obliga a contar con el apoyo de terceras personas y las Administraciones públicas para garantizar una buena calidad de vida.
En España el Estado dispone de un sistema articulado que brinda apoyo a las personas necesitadas. Para acceder a una ayuda pública necesitas conocer el grado de dependencia que dará permiso a una prestación social.
El grado de discapacidad viene recogido en el certificado de discapacidad, que se enmarca en la Ley General de Discapacidad (antigua ley LISMI).
Esta ley, es el marco que permite a las personas dependientes poder pedir prestaciones del gobierno y beneficiarse de los servicios públicos.

La LISMI diferencia entre dos grupos diferentes en función del grado de dependencia:
-Personas con un grado de discapacidad entre un 33% y un 65%
-Personas con un grado de discapacidad superior a un 65%

Para acceder a las prestaciones es necesario entender el funcionamiento de la ley y acudir a la Tesorería General de la Seguridad Social para presentar la información que se nos solicita.

Beneficios para las personas dependientes
Además de la concesión de ayudas y prestaciones, las personas con discapacidad también gozan de permisos para poder estacionar el vehículo en zonas habilitadas o facilidades económicas para la compra de un vehículo adaptado para sillas de ruedas, ya que este tipo de vehículos suponen una inversión extra que no todo el mundo puede permitirse.
En este sentido, diferentes organismos y asociaciones, ya sean locales o autonómicas, conceden ayudas para la adaptación o compra directa de coches adaptados.
Fabricantes como Allied Mobility diseñan y fabrican cada año más de 5.000 coches, monovolúmenes y minibuses para personas con movilidad reducida.
Este tipo de vehículos pueden marcar una enorme diferencia en la vida de los mayores con discapacidad, ya que les permite desplazarse de forma segura en silla de ruedas, aportándoles una gran libertad e independencia, tanto para ellas como para los familiares.
De hecho, los vehículos adaptados son cada vez más populares en hospitales, centros de salud, empresas de taxis, operadores de transporte público, o empresas de alquiler de vehículos.
Entre otros beneficios encontramos también reducción de impuestos para productos específicos; descuentos en actividades de ocio; reserva de plazas de estudios superiores en las universidades; asistencia sanitaria y farmacéutica; acceso a la teleasistencia para el cuidado personal; acceso a viviendas de protección oficial; así como ayudas para gastos del transporte público.