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Diario YA


 

En defensa del pasado

Enrique de la Puente. Es curioso ver cómo los políticos hablan del pasado y del futuro, sobre todo en época de elecciones. Cuando oigo decir a un político que hay que olvidar el pasado y mirar hacia el futuro, me imagino que algo habrá hecho que no quiere que esté presente en la mente de los que le escuchan. Cuando oigo a otro político echar en cara algo del pasado a otro político del partido oponente, me acuerdo del genial humorista español Mingote, que en uno de sus chistes de ABC decía: “lo malo de la Memoria Histórica es que no todos se acuerdan de lo mismo.

Woody Allen dijo en cierta ocasión que el futuro era importante, porque era donde iba a pasar el resto de sus días, nadie puede negar eso y debemos tenerlo presente, pero en el devenir de la Humanidad es importante el pasado. Aparte de que alguien sin pasado esté vacío, el pasado es la Historia, el pasado son los recuerdos, el pasado es la experiencia, el pasado es el punto de partida para el futuro, y cuanto más sólido sea el punto de apoyo para la partida, más seguridad habrá en los primeros pasos de ese futuro que, como tal, siempre es incierto. Ignorar el pasado es despreciar nuestra historia, olvidar el pasado es, de alguna forma, morir, porque nuestro pasado es nuestra vida. Además, del pasado se puede aprender, porque es el conjunto de experiencias que nos permiten obtener información, para evitar cometer los mismos errores que hayamos cometido y aprovechar los aciertos, para tomar mejores decisiones.

En mi actividad profesional como planificador, siempre he tenido presente el pasado, siempre he analizado el grado de cumplimiento de los planes, que basado en previsiones sobre el futuro, se realizaban, y eso es igual, ya fuera para la construcción de un petrolero, o para la implantación de un nuevo sistema digital de conmutación, que sustituyera a uno analógico. Lo importante es revisar si el sistema de previsiones utilizado para la realización del Plan era lo suficientemente fiable como para confiar en él para futuros trabajos, teniendo en cuenta que las circunstancias obligan siempre a la adaptación a todo lo que sucede en nuestro entorno y a todo lo que aparece como nuevo, en unos tiempos, en los que la tecnología progresa de forma vertiginosa y nos ofrece cosas que eran impensables poco tiempo antes.

En el pasado, hace casi 20 años, publiqué en la revista de la Asociación de Doctores, Licenciados e Ingenieros en Informática un artículo que se titulaba “La Sociedad de la Información; Oportunidades, Retos y Peligros”, un artículo que leído hoy sigue siendo actual en muchas de sus partes, pero que al hacer previsiones, es interesante analizar cómo el futuro que se presentaba en ese artículo, es decir nuestro presente ha evolucionado para cumplir o no esas previsiones.

Anticipándome a las conclusiones, diré que hemos pasado de La Sociedad de la Información a la Sociedad de Comunicación, de una sociedad en la que se podía tener acceso a todo el conocimiento y a todo lo que estaba ocurriendo en el Mundo, a otra sociedad que está conectada de forma permanente y que también ofrece oportunidades, que también nos presenta retos y que también presenta peligros.

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