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Diario YA


 

El pretender restarle importancia a esta conquista republicana, es demostrar una ignorancia supina

Elecciones en EE.UU: Donde hablamos de honestidad informativa y de infracción normativa constitucional

Miguel Massanet Bosch.
En ocasiones conviene esperar, no precipitarse ni adelantare a los acontecimientos antes de comentar una noticia, de responder a los que sacan conclusiones de los acontecimientos interesadas o de desmentir a aquellos medios de prensa o propaganda, que siempre están dispuestos a justificar, quitar hierro o desmerecer los triunfos de sus adversarios políticos,  cuando las cosas van mal dadas para sus propios intereses, sus particulares simpatías o afectan a aquellos con los que se tienen afinidades ideológicas.
Con motivo de las recientes elecciones en EE.UU para elegir a miembros de la Cámara de Representantes y el Senado, hemos tenido ocasión de observar como algunos medios informativos se han aprovechado para desmerecer lo que ha sido un claro triunfo de los republicanos, en la primera de dichas cámaras de representación popular. Como siempre se han valido del viejo truco de hacer referencia a unas encuestas previas que concedían una mayoría más desahogada a esta formación política e, incluso, la posibilidad de que obtuvieran la mayoría en ambas cámaras, la baja y la alta, algo que evidentemente no ha sucedido. Pero de ahí a calificar los resultados de estos comicios como una derrota republicana o un triunfo de los progresistas, que han perdió el control de la Cámara de Representantes, que a pasado a los republicanos que han conseguido deshacerse de uno de los personajes más emblemáticos de los demócratas, la señora, incombustible, Nancy Pelosi que ha tenido que resignarse a ceder la presidencia al señor Kevin McCarthy designado para sucederla en el cargo.
El pretender restarle importancia a esta conquista republicana, es demostrar una ignorancia supina respecto a las facultades de que dispone la cámara baja para poner en aprietos al gobierno del señor Biden, a dificultar sustancialmente la agenda legislativa del presidente y a obstaculizar sus programas sociales, limitándole sus proyectos de gasto público que, hasta ahora tenía garantizados, por sus mayorías en el Congreso. Como no podía ser de otra manera, uno de los rotativos de Cataluña, La Vanguardia ha ido al frente de estos medios de comunicación que ha sido unánime en quitarle importancia al triunfo republicano, por el simple hecho de que la victoria que han tenido en las urnas no haya sido tan amplia como se podía esperar, se ha empeñado desde que ya se fueron conociendo, en las primeras encuestas de resultados, en minimizar, quitarle méritos y pintarla como una derrota una victoria que, sin duda, le va a dar un vuelco importante a lo que ha venido siendo la política de gasto expansivo del actual presidente que, en adelante, va a tener que estrecharse el cinturón cuando intente que sus proyectos sociales y propagandísticos, hasta el final de su mandato, salgan adelante.
Mientras tanto, en España, en tanto que parece que la preocupación principal del presidente Pedro Sánchez se centra en aparentar se una persona importante e influyente en Europa, lo que sucede en el país no deja de ser una caricatura de lo que se podría considerar un gobierno meramente decente, capaz y, evidentemente, democrático. El desprestigio del lote femenino que integra el gobierno, no sólo se puede considerar como patético, insoportable y lo que se podría considerar como una vergüenza nacional, sino que, desde el punto reivindicativo de las feministas no puede ser más perjudicial para su causa. Lo peor del actual gobierno está, precisamente, en su representación femenina que no hace más que demostrar su incapacidad para ocupar cargos de responsabilidad. Y entre todas, con especial mención de su incompetencia, falta absoluta de sentido común, cerrilidad política, su poco respeto por el dinero del contribuyente, su absolutismo en lo que respeta a considerar la opinión del resto de partidos y su autovaloración propia de quién no tiene la menor duda acerca de su valía profesional; sitúa a la señora Montero, la enchufada de Pablo Iglesias, como lo que se podría calificar de un grano en las posaderas del que fue su protector y ahora, seguramente, no sabe como deshacerse de ella, Pedro Sánchez, que va viendo cómo va sacando ley tras ley, a cada cual más absurda, anticonstitucional, de efectos nocivos, de redacción deficiente y mal elaborada que hace que en el momento de aplicarlas resulte que en lugar de favorecer a las presuntas víctimas del delito, acaba por producir el efecto contrario, como ocurre con la ley del “sólo el sí es sí” cuyos efectos inmediatos han sido la disminución de la pena de muchos condenados que han sido los beneficiarios de su deficiente redacción.
Pero, señores, no se dejen impresionar por la decisión de nuestro presidente  encaminada a convertir, mediante decretos y cambios de leyes menores, en el desmantelamiento sistemático de nuestra Constitución,  la “descafeinación” de nuestro CP y  la supresión de delitos tan graves como pudieran ser la sedición, sustituyéndolos por otros de menor gravedad, de penas reducidas cuyos efectos, no hace falta decirlo, no son más que caramelos para aquellos independentistas que, antes y ahora, nos vienen diciendo que van a “hacerlo de nuevo” pese a haber sido indultados por el Gobierno, en uno de los actos más impresentables y vergonzosos de los muchos a lo que ya nos tiene acostumbrados este gobierno totalitario que seguimos soportando.
El delito de “sedición” al que ya se le está añadiendo el de “malversación de caudales públicos” como siguiente paso de convertir, a la carta, cualquier delito que se pudiera cometer o haber cometido por los nacionalistas catalanes que, no pierdan el hilo, son los que dictan en todo momento la política que debe seguir el presidente Sánchez, para que le sigan apoyando en su deseo de seguir presidiendo el gobierno de España, pese a lo que pese y con el argumento con el que pretende engañarnos de que “nunca hubo más sosiego en la comunidad catalana”. ¿Les extraña? Si todo lo que vienen pidiendo, chantajeando,  los separatistas lo van consiguiendo y, conocedores del fracaso de presentar sus objetivos a “la brava”, algo que fue un error absoluto pese a que, el Gobierno de la nación, se precipitó en retirar el 155 antes de que se hubiera pacificado debidamente, con los cambios indispensables, a aquella provincia levantisca.
No olvidemos que la malversación de caudales públicos ha sido la causa de que varios de los indultados sigan estando imposibilitados de ejercer cargos públicos y que todo este entramado legal que está manejando el Gobierno, forma parte de los acuerdos ocultos, desconocidos por el público y tomados bajo mano, por esta aparentemente inofensiva mesa de diálogo, de la que tan poco sabemos, pero cuyos resultados negociadores van propiciando toda esta serie de cambios legislativos, que vamos observando, cada día, con mayor pasmo.
Y como resulta imposible encontrar en este Gobierno, una persona decente, que no mienta y que sea capaz de dar una explicación razonable de la situación económica de España, pese a que desde todas las entidades relacionadas con la economía mundial y organismos cuya solvencia nadie discute, se sigue insistiendo en que, la política de aumento de gasto público es insostenible y que, en un breve periodo de tiempo, vamos a vernos implicados en una recesión que pudiera ser mucho peor para aquellos países que sigan soportando una deuda pública elevada. Por si acaso, conviene que se sepa que, en septiembre,  nuestra deuda pública alcanzó el hito histórico de los 1,504 billones de euros un 116% del PIB.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos hemos tenido que enfrentar a declaraciones, como las de la ministra de Igualdad y otros de sus colegas del Gobierno y del Congreso, que han tenido la desfachatez de acusar a los jueces de prevaricar, de ser machistas y ¡de falta de formación¡ Y esto se consiente, se publica y no hay nadie que salga a la palestra para denunciarlo, La pasividad ominosa de la fiscalía y el CGPJ que parece que sólo están para que sus miembros cobren sus sueldos, mientras todos estamos viendo como el Estado se desploma en una caída que, cada vez, nos parece más inminente.
 

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