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Diario YA


 

¿Monje del poder?

El peligroso doble juego de Pérez Rubalcaba

“Algunas personas son tan falsas que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que dicen”. Marcel Aymé

Miguel Massanet Bosh Hay personas que son transparentes como el vidrio, que dejan que sus sentimientos afloren con naturalidad y que inspiran confianza nada más mirarles a los ojos. Por desgracia encontrarlas no es tan fácil como parece, dentro de un mundo desquiciado como es este en el que vivimos, donde los seguidores del mal parecen multitudes y los virtuosos son tan escasos que uno puede pasarse toda una vida sin encontrarse con ninguno. Alguien podría haber supuesto escuchando al líder de la oposición, señor Alfredo Pérez Rubalcaba, defendiendo la unidad de la nación española en el Parlamento de la nación el pasado martes, diadía 8 de abril, con frases como “queremos seguir viviendo juntos y por eso queremos decidir juntos”, dejando clara la postura del PSOE ante los tres emisarios catalanes, cuando pronunció las siguientes palabras: “Vamos a votar que no, por una razón muy sencilla. Porque piden que el Estado les ceda una competencia que no tiene, no se puede en el actual marco constitucional convocar un referéndum autonómico sobre un asunto de especial trascendencia política que no afecta a una sola comunidad, sino al conjunto de los españoles Sencillamente, el Estado no puede ceder una competencia que no tiene” añadiendo “cumplir la ley es el primer principio democrático”

A cualquier ciudadano que no conociera a fondo la personalidad del líder socialista, le hubiera parecido impecable la declaración, clara y explícita del señor Pérez Rubalcaba y, seguramente, hubiera quedado satisfecho, pensando que ninguno de los dos grandes partidos de España estaba por la labor de darles cancha a los independentistas catalanes. Sin embargo, la verdad es que este personaje, al que yo califico como el Rasputín español, es extraordinariamente listo, marrullero, oportunista, desleal cuando le conviene y capaz de afirmar con el mismo aplomo y serenidad una cosa hoy por la mañana y con la misma tranquilidad afirmar todo lo contrario, por la tarde. No en vano lleva más años en puestos importantes de la política, que cualquiera de los que le siguen en su propio partido y, sin duda alguna, de los del partido de la oposición. Un sujeto del que es mejor no fiarse y que, si hemos de andarnos sin rodeos, es mejor calificarlo como persona peligrosa, sin grandes escrúpulos y lo suficientemente torticero para utilizar todos los medios, legales e ilegales, para acabar con aquellos que le presentan batalla, ya fueren personas de su mismo partido o fueron miembros del partido de su rivales en el Gobierno.

Le han bastado unos pocos días para representar la escena que seguramente ya tenía prevista cuando compareció en el Congreso de diputados. No ha sido una reunión of de recort, no se ha celebrado enn un despacho privado o en un salón reservado de un hotel, no, ha tenido lugar a la vista del público. El señor Rubalcaba y el señor Durán ( dos(dos de los más insignes expertos en intrigas, chanchullos y conspiraciones) se dejaron ver en público conversando durante más de media hora, en los pasillos del Congreso. Ambos pretenden llegar a una entente, para poner en marcha el “brillante” plan de los socialistas consistente en cambiar la Constitución para que se pudiera establecer un nuevo sistema de gobierno de tipo federal. ¿En qué consistiría este famoso proyecto que entendemos supondría mejorar las competencias de los catalanes en materia de gobierno y facultades legislativas propias? Es de suponer que, para nada, les interesaría a los independentistas catalanes el que, el federalismo, no fuera más que un calco de los derechos de los que disfrutan actualmente gracias a su Estatut de autonomía.
¿Qué más se les podría dar? Evidentemente, algo que hace tiempo que intentan conseguir: una fiscalidad propia y una Hacienda que recaudara los tributos de Catalunya que serían destinados, íntegramente, a cubrir sus necesidades. ¿Tendrían suficiente con ello?, ¿podrían valerse  por ellos mismo, atender al pago de su deuda de 55.000 millones de euros (que sigue subiendo), pagar los gastos de la Sanidad y la Seguridad Social; pagar las pensiones de los jubilados; subvencionar las medicinas (necesitan la ayuda del Estado para poder pagar a las farmacias); hacerse cargo de las infraestructuras; subvencionar una guardia nacional etc.?  Estamos seguros de que, tanto P.Rubalcaba como el propio Durán y Lleida, están convencido de la imposibilidad de que en estas condiciones, sin la ayuda del Estado, pudieran hacerse cargo de todas las deudas que pesan sobre ellos. Entonces, el federalismo que se propone sólo comportaría más cargas para el Estado y menos deberes para la comunidad catalana.

Cuando el señor Rubalcaba, el señor Mas, los comunistas de Cayo Lara y, en general toda la izquierda, salvo algunos de los partidos emergentes, están pidiendo más diálogo, muchos nos preguntamos ¿de qué quieren ustedes que se dialogue? ¿Acaso pretenden que, para taparles la boca a los catalanes, se les conceda un sistema fiscal semejante al foral de Navarra, que todavía cree más diferencias respecto al resto de comunidades, con Madrid a la cabeza? Piensa, el señor Rubalcaba, qué es lo que sucedería en la propia Andalucia, su feudo en el que llevan gobernando más de 30 años si, como parece dispuesto a hacer, se constituyera un Estado de tipo federal, en el que quien lograra la parte del león fuese Catalunya y, eventualmente, el país vasco (que ya goza de todas las prebendas), en detrimento del principio de solidaridad que hoy rige en nuestra Constitución.

No se puede intentar detener las ansias secesionistas de Catalunya y el País Vasco, utilizando como cebo el mejorar su financiación, sin contar con la opinión del resto de autonomías que, forzosamente, saldrían perjudicadas con ello. Por otra parte, el señor Durán debería saber que, en Catalunya, quien tiene, actualmente, el poder de convocatoria ya no es el señor Mas de CIU y, si me apuran, tampoco el señor Junqueras, de ERC; quien parte el bacalao es la ANC (Asamblea Nacional de Catalunya) que es quien está dando la consignas a los catalanes, que ya no se conforman con unas ayudas mayores por parte del resto de España porque, en las escuelas les han imbuido que son los oprimidos, los que salen perdiendo y a los que se les viene robando para que el resto de la nación, a la que consideran inferior y un parásito que pretende sangrarlos, pueda seguir viviendo a su costa.

La incuria del Gobierno central y la deslealtad del PSOE, que ha permitido que el PSC vaya por libre, nos han llevado a una situación en la que una parte importante (más de lo que se imaginan los que viven en Madrid) desea que Catalunya se independice de España. Parece que ya no les causa efecto que se les diga que van a quedar excluidos de Europa, que no van a recibir subvenciones ni del Estado, ni del BCE ni de Bruselas porque están convencidos que, de una manera u otra van a salir adelante. Claro que luego vendría el llanto y el crujir de dientes, cuando se encontrara ante la cruel realidad, pero, señores, en este momento la ebullición anti–españolista que existe en Catalunya nadie la puede negar. Y nos preguntamos ¿qué pasaría si unos descerebrados decidieran anticiparse y comenzaran a ocupar aeropuertos, edificios públicos o decidieran proclamar la República catalana? Nos imaginamos que, a la vista de la actitud mojigata del Gobierno y de las instituciones, es posible que nadie tuviera los arrestos necesarios para impedirlo. Sigan ustedes, señor Rajoy y señor Rubalcaba, sus negociaciones inútiles y verán como, a no tardar, se van a tener que comer su insensatez y sus miedos. O así es como, desde la óptica del ciudadano de a pie, empezamos a ver, impotentes, como se precipitan los acontecimientos nefastos.
 

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