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Diario YA


 

pésimo partido en el bernabeu, con un madrid que aburre a las sillas

El Madrid gana cuando quiere, pero no juega

Rafael Nieto. 7 de febrero.

Hay que ser muy, muy madridista, te tiene que gustar el fútbol más que un bocadillo de tortilla de patatas en una tarde de frío polar, para estar cada quince días ahí, en la grada del Bernabeu, mirando al césped para ver a los once que se visten de blanco. Tienes que tener mucha fe en tu equipo para no comprender que eso que hacen los merengues de hoy, ese deambular con indumentaria de corto, tiene poquísimo que ver con el fútbol. Y que se puede ganar o perder, pero ya el deporte que se practica ahora no es el mismo.

Podría decirse, aún a riesgo de no ser muy original, que también el fútbol ha entrado en crisis. Es fácil imaginar el pensamiento de los protagonistas de la cosa: "Ahí fuera, los currantes pasando apuros con la hipoteca..., y yo llevándomelo crudo por dar cuatro carreras detrás de un balón". Y puede sonar demagógico, pero también es muy real. Desde la distancia, esa es la impresión que transmiten los jugadores del Madrid: que tienen la vida tan resuelta que les cuesta ponerse a pensar por qué demonios deben esforzarse e intentar agradar a la afición.

Hace algunos lustros, la respuesta era fácil: debes hacerlo porque es tu obligación moral, porque cobras para eso, porque algunos vienen a verte a ti desde lejos, dejan de pagar alguna letra para no perderse un partido de su Madrid, y por tanto, o te dejas la piel o te largas de este club. Hoy no, hoy se lleva el buenismo y la Alianza de Civilizaciones, y si usted no quiere sofocarse mucho corriendo, no corra, no. Vaya andandito como una anciana, que los esguinces luego se curan fatal. Y así les luce el pelo, claro.

El partido de esta noche en el Bernabeu parecía un entrenamiento del primer equipo con los del filial; si no fuera porque tuvieron alguna enganchadita con jugadores del Racing, y porque el árbitro estuvo toda la noche como un pulpo en un garaje, al respetable sólo le hubiera faltado entonar el mítico "que se besen, que se besen". Ni un mal rato, ni un sprint..., dándose el balón todos al pie, jugando en un franja de diez o quince metros. Claro, nadie se va por la banda porque para irse por la banda hay que correr. Y de lo que se trata es de estarse quietecito y moverse lo menos posible. Y que pase el tiempo, que vamos a cero.

Llega el descanso, el entrenador les recuerda que son el Real Madrid, lo de Di Stefano, y Gento, y las Nueve Copas de Europa, y el miedo escénico, y el espíritu de Don Santiago, que seguro que os está observando. Los once salen mordiendo, y a los tres minutos de la reanudación el Pipa Higuaín deja sentado a su marcador en el área chica, y manda el balón a la red. Lo normal. Lo hubieran podido hacer igual en el 3 de la primera, o en el 1..., e incluso en el cero. Pero lo hicieron cuando quisieron, que es otra de las características del futbolista de hoy: corro y juego cuando yo quiero, no cuando tú me lo dices.

Poco más se puede contar. El frío ambiental hacía que el Racing pareciese un equipo ruso, sobre todo por el delantero ese, Zigic, que es largo como un día sin pan y que hoy ha sido el único del grupo de amigos que ha viajado a Madrid desde Santander que ha intentado hacer "pupa" al rival. Los demás, han estado a punto de sacar la Kodak y hacerse una foto con Casillas. Mal ejemplo para quien viene al Foro, se supone que a dar buena imagen y ganarse el respeto del público. Otro año será.

 

 

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