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Diario YA


 

el complejo sistema electoral hace que los ciudadanos no elijan directamente a su nuevo mandatario, sino que se decide en el Colegio Electoral.

El futuro de Obama y McCain está en manos de medio millar de 'electores'

Redacción Madrid. 29 de Octubre.

   Millones de estadounidenses acudirán a las urnas "el martes siguiente al primer lunes de noviembre" --el 4 de noviembre-- para elegir a su próximo presidente, pero sólo medio millar de 'electores' tendrán la llave para designar al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Y esto es así por el complejo sistema electoral de este país, donde los ciudadanos no eligen directamente a su nuevo mandatario sino que se decide en el llamado Colegio Electoral.

   El Colegio Electoral de Estados Unidos, vigente desde hace algo más de dos siglos y herencia de los padres de la Constitución de 1787, está conformado por 538 delegados que corresponden a cien senadores --dos por cada uno de los cincuenta estados de la Unión-- los 435 representantes --cuya distribución se reparte en función de la población de cada estado-- y tres delegados del Distrito de Colombia, donde se encuentra la capital política del país, Washington DC.

   Otra de las peculiaridades del sistema electoral estadounidenses es que el candidato que logra la mayoría del voto popular el día de los comicios es el que obtiene todos los votos electorales de este estado, en algo que se conoce como "todos los votos para el ganador", salvo en los casos de Maine y Nebraska, donde se aplica una variedad de la regla proporcional para asignar el número de compromisarios a cada candidato.

ESTADOS INDECISOS

   Por eso es tan común durante la campaña electoral ver a los candidatos presidenciales planificando sus actos y centrando sus esfuerzos en los estados según su distribución de votos electorales, desde los 54 que tiene California o los 33 que tiene Nueva York, a los tres del Distrito de Columbia, y especialmente en aquellos estados clave o indecisos, donde hasta el día de la votación ninguno de los dos candidatos tiene clara la victoria.

   En la presente campaña Barack Obama y John McCain están centrando sus esfuerzos en cuatro estados indecisos, Ohio, Carolina del Norte, Pensilvania y Florida, que suman en total 76 votos electorales. El senador por Illinois quiere ganar terreno en zonas dominadas por los republicanos en las dos últimas elecciones, mientras el senador por Arizona necesita mantener esos estados y ganar en Pensilvania, donde tradicionalmente se han impuesto los candidatos del partido rival.

   Posteriormente, "el lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre" -que en estas elecciones será el próximo 15 de diciembre--, los representantes del Colegio Electoral se reúnen en la capital de su estado para depositar dos votos, uno para el presidente y otro para el vicepresidente. Ese día, para ganar las elecciones el candidato presidencial deberá recibir una mayoría simple, es decir, por lo menos 270 de los 538 votos electorales.

   Se da la circunstancia de que, aunque el "elector" de cada partido está comprometido con el sentido del voto ciudadano en su estado --de ahí el nombre de "compromisario"--, no está obligado por ley a apoyar al aspirante de su partido. Aparte, se pueden ganar las elecciones sin ser el candidato más votado por el pueblo --ha ocurrido tres veces, la última en 1888-- y acceder a la Casa Blanca habiendo ganado sólo los 11 Estados con mayor número de votos electorales (271) y perdiendo en el resto.

   Una vez concluida esta parte del proceso, los votos se envían en una cámara sellada al presidente del Senado, quien el 6 de enero comparece ante el Congreso bicameral para leer el resultado. El nuevo presidente es el que logra ese día la mayoría absoluta de los votos de los compromisarios, y en caso de no obtenerlos, la Cámara de Representantes elige en una nueva votación. El 20 de enero, a mediodía, el presidente y el vicepresidente electos juran su cargo.

CRÍTICAS AL SISTEMA

   En los últimos años se han levantado muchas voces en contra del Colegio Electoral que piden un cambio en el sistema de elección por el voto popular directo, pero para ello hace falta enmendar la Constitución. Desde que se aprobó la Carta Magna en 1787 sólo se han aprobado 27 enmiendas, ya que hace falta que el Congreso apruebe la propuesta por una mayoría de dos tercios, y que después sea ratificada por tres cuartas partes de los estados.

   Además, en la actualidad hay una férrea oposición a modificar el sistema electoral por parte de los estados pequeños, cuya representación en el Colegio Electoral es desproporcionada, y también por los partidarios del sistema bipartidista. Y aunque muchos demócratas creen que la derrota de su candidato en las elecciones de 2000 hizo patente que la reforma es urgente, también hay muchos republicanos que creen que no hay necesidad de enmendar la Constitución.

   Según explica David Lublin, profesor de ciencia política de la American University, algunos partidarios de reformar el sistema creen que el país se podría ahorrar el proceso de una enmienda constitucional si los estados llegaran a un acuerdo que garantizara que el ganador del voto popular asumiera la presidencia, para lo cual los estados con la mayoría de votos del Colegio Electoral deberían acceder a otorgar sus votos al candidato que ganara la votación popular.

Etiquetas:Elecciones USA