Principal

Diario YA


 

Editorial: "Los castigadores"

Una buena muestra de lo que supone la sociedad postmoderna que nos ha tocado padecer es el caso del futbolista de origen portugués conocido en España como "Pepe", y que juega de central en el Real Madrid. No solemos descender al siempre fútil y despreocupado mundo del deporte (no está nuestra amada patria para esas licencias), pero en este caso, de manera excepcional, ponemos la lupa sobre este asunto que resume algunas de las más preocupantes miserias humanas de hoy.

El caso es conocido y se está repitiendo por televisión constantemente. En el último partido de Liga jugado en el estadio Santiago Bernabeu, este jugador reacciona violentamente contra un rival, en un arrebato de ira, primero empujando en carrera y después dando dos alevosas patadas (una de ellas, a pesar de todo, fallida) que pudieron dejar malherido a Casquero, el delantero getafense. Las imágenes, ciertamente, son escalofriantes y hacen dudar muy seriamente del necesario temple y equilibrio que debe tener cualquier persona que se dedique a una actividad de cara al público.

Sin embargo, y dejando claro desde este diario digital que el deportista portugués merece un castigo por su acción, ciertos medios informativos se erigen en juez implacable, poseedor de un criterio cuasidivino, y deciden que Pepe debe poco menos que abandonar el club donde trabaja, o casi mejor, que el club donde trabaja le ponga de patitas en la calle. Y una vez en el paro, imaginamos que el siguiente paso es deportarlo a alguna isla desierta rodeada de caimanes. O colgarlo de los pulgares en la plaza pública.

Esta severidad con quien finalmente no es más que un chico con poca madurez que gana mucho dinero practicando un juego que le hace millonario antes de los treinta, demuestra la hipocresía, la falta de escrúpulos y el maniqueísmo de unos medios que, sin duda, son expresión latente de un estado general de pensamiento. Nos pueden estar robando en nuestras narices, pueden cometerse las más graves tropelías contra España, se pueden perpetrar los delitos más atroces..., pero descargamos la fuerza de la justicia en un chaval que ha perdido la calma durante cinco segundos y que ya ha pedido disculpas por su acción.

¿Serán igual de duros, los aludidos medios, con los creadores de la nueva ley del aborto?, ¿qué dirán de aquellos que se sentaron a negociar con los asesinos de ETA, permitiéndoles armarse de nuevo para ahora poder matar mejor?, ¿y de los grupos separatistas antiespañoles que llevan camino de destrozar la nación más antigua de Europa?, ¿serán siempre, de manera lógica y coherente, tan intransigentes, tan rigurosos y tajantes como lo han sido con un jugador de fútbol? Lo veremos y lo contaremos. Porque la hipocresía y la exageración son tan amigas de la soberbia que resultan casi tan nocivas como ésta.

Viernes, 24 de abril de 2009.

Etiquetas:editorial