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Diario YA


 

Editorial: "Las vacaciones del alma"


Agosto es, no puede negarse, el mes de las vacaciones para la mayoría de los ciudadanos. A pesar de que la coyuntura económica ha provocado que muchas familias no puedan permitirse ni siquiera unos días de asueto, es impresionante comprobar como en el octavo mes del año las playas vuelven a estar, una temporada más, hasta arriba de españoles y de turistas que buscan sol, mar y descanso para luego poder rendir en el trabajo. Los tiempos cambian, pero por lo que se ve algunas cosas son casi inmutables.
 
Y sin embargo, desde este diario que ha echado sus raíces en el humanismo cristiano no podemos dejar de alertar sobre una visión excesivamente materialista de las vacaciones, que por desgracia suelen ser un tiempo para ahondar en los vicios en vez de en la espiritualidad. Si durante al año bebemos un día a la semana, en vacaciones es rara la noche en que no llenamos el cuerpo de sustancias nocivas para la salud. Así, el regreso a la rutina no es sólo frustrante por la vuelta al trabajo, sino por el fin de lo que consideramos “una fiesta continua”.
 
Por si fuera poco, hay matrimonios que entran en crisis porque la convivencia, escasa y trivial durante once meses, se nos hace ahora agobiante y limitadora de nuestras “libertades”, a las que (faltaría más) todos “tenemos derecho”. También en este tema, el lenguaje configura realidades, y cada año es más frecuente que septiembre comience con unas cifras escandalosas de divorcios y separaciones. ¿Qué sucede?, ¿es que la vida humana, tan rica en posibilidades y expectativas, se ha de limitar a esa pobre aspiración personal?
 
También en vacaciones demuestra el católico que la Gracia de Dios está con él para orientarle en los conflictos y sanar sus heridas de orgullo. Las vacaciones pueden y deber aprovecharse para mejorar como ser humano, para reflexionar, para aprovechar el tiempo libre que tenemos la suerte de poder disfrutar. España es un país que ofrece múltiples posibilidades para enriquecernos culturalmente, para conocer sitios y gentes. Un mes es tiempo suficiente para hacer un análisis crítico de uno mismo, y de cómo es capaz de relacionarse con los demás.
 
Por eso, resulta especialmente lamentable ver cómo algunos medios de comunicación, seguramente más interesados en engordar sus arcas que en ayudar a construir una sociedad mejor, empujan a un consumismo irresponsable y a un ocio alcohólico y sin reparos morales. Poco va a ayudarnos esa forma de “descansar”. En la austeridad, en el reposo, en el silencio buscado y en la compañía amistosa están las verdaderas vacaciones del alma humana.

Domingo, 3 de Agosto de 2008. 

 

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