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Editorial: "La dignidad del legado cristiano"

Editorial. 11 de mayo. La palabrería hueca de los políticos contrasta con la actitud y ejemplo que diariamente nos ofrece Benedicto XVI. Si cualquier comparación es mala, en este caso resulta odiosa. Mientras unos tratan de arreglar los mensajes y discursos para gustar a la mayoría, el Papa, hasta en el desierto, dice lo que tiene que decir, sin buscar el aplauso ni la palmadita en el hombro. No es alguien que actúe de cara a la galería, que trate de gustar a todos o de que todos se sientan halagados con sus palabras. Sus palabras en el desierto y ante los líderes de la comunidad musulmana dejan poco espacio a la interpretación y, como en otras ocasiones, lo más que permiten es la tergiversación malintencionada de los que buscan el escarnio fácil. Da igual. Su misión no es la de contentar los oídos, sino la de llevar la Verdad al corazón de las personas.

Los políticos deberían tomar ejemplo. No para decir lo mismo que dice el Papa, sino para hacerlo como él lo hace, con coraje y de frente, sin medias verdades, verdades encubiertas, o cualquier otra forma de engaño y de mentira con la que adornar un discurso o un programa político.

El ejemplo es significativo y no dejará de sonar en el recuerdo cuando, durante estas semanas que se avecinan, escuchemos encendidas discusiones en el debate sobre el Estado de la Nación o en los mítines de campaña de cara a las europeas. La clase política mentirá cuando analice sus resultados electorales o cuando estime sus apoyos. Llenará su boca de mentira prometiendo y dibujando idílicos mundos posibles; mentirá cuando nos quiera hacer creer que porta bajo el brazo la solución a todos nuestros problemas.

En la necesidad y en el abandono, las palabras del Papa reconfortan a la minoría católica de Jordania; en la necesidad y el abandono, los políticos se aprovecharán de la circunstancia para, con la mejor de sus sonrisas, hacernos creer que poniéndonos en sus manos lograremos la libertad y prosperidad que anhelamos. De sobra saben que la mentira les encumbrará y acomodará en sus poltronas y que, una vez hecho esto, los programas pasarán a mejor vida.

Son misiones distintas, naturalmente.

En los próximos días, los medios seremos cómplices de sus mentiras y daremos crédito a unos y se lo quitaremos a otros. Hoy, aún están frescas las palabras del Papa en Jordania: "Nunca os olvidéis de la gran dignidad que deriva de vuestro legado cristiano".  

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