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Diario YA


 

Editorial: "Gürtel"

Editorial. 19 de mayo. La oportunidad política del juez Garzón de instruir un caso de corrupción en el seno del PP puede tacharse de mezquindad. Sin duda lo es. Pero quien se agarre a esto como pretexto olvida que la mezquindad, con ser mala, no constituye delito. Algunos ya están muy mayorcitos para entonar el “me tienen manía”  cuando se les sorprende metiendo la mano en la caja.

El problema del caso Gürtel no es que se trate de una trama política (con ser grave no es lo peor), sino que se trate de una trama empresarial. Como todo el mundo sabe o supone (la suposición en este caso es una forma de conocimiento), los partidos políticos, esas maquinarias de poder, esos entes abstractos, bueyes a los que se yunta un pueblo, necesitan para lubricar el engranaje unas buenas dosis de dinero. Este dinero, con el que se endeudan con los bancos hasta la condonación, sirve para elaborar y llevar a efecto esas millonarias campañas electorales que tan del agrado del pueblo son y por las que perpetúan el puesto. Es el sistema, dirá alguno. La apuesta del banco, antes o después, llegará al poder y podrá devolver lo prestado.

Pues bien, Gürtel, es todo lo contrario. Bajo la apariencia de trama política (sólo por el hecho de que hay políticos implicados), quienes se esconden en realidad son una pandillita de amigos cuyas mujeres eran propietarias de unas empresas de cualquier cosa, empresas que facturaban al partido político servicios que no había prestado, grandes cantidades de dinero.  Es decir, a la sombra del poder otorgado por la ciudadanía, estos beneficiaban a sus familiares y amigos y los lucraban, justificando después el gasto con alguna factura sobre informes y documentación imposible de restrear por Hacienda. Es decir, sacaban de los partidos para pagar mítines. Eso en A; en B, los mítines se hacen en casa de un amigo, brindando con gaseosa. Al final, son las empresas de los amigos del político las que se llevan el gato al agua.

Y, en fuero interno, el problema del PP, es que lleva cacareando que es la alternativa que representa la regeneración moral de España ni se sabe el tiempo y, a fuerza de repetir la mentira, se la ha terminado creyendo.  

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