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La historia se repita en Bélgica

EDITORIAL: El rey belga tiene el ejemplo de su tio Balduino

La historia se repita en Bélgica. Hace unos años fue el rey Balduino –en proceso de beatificación- quien decidió abdicar para no tener que firmar la ley del aborto. Ahora es su sobrino quien tendrá que decidir qué hacer con la ley de eutanasia infantil aprobada por ambas Cámaras.

Así sucedió: En 1990 una ley propuesta por Roger Lallemand y Lucienne Herman-Michielsens ampliaba los supuestos legales del aborto, y ésta fue aprobada por el Parlamento. Sin embargo, el 29 de marzo de 1990 Balduino rehusó sancionarla en base a sus profundas convicciones cristianas, un acto sin precedentes en la historia belga. Como en la mayoría de monarquías constitucionales modernas, el rey es el Jefe de Estado y su sanción real es necesaria para que una ley entre en vigor. Tras varios intentos de convencer al rey para que sancionara la ley, se adoptó una solución de compromiso: el 4 de abril el rey Balduino abdicaba y el gobierno de Wilfried Martens, basándose en el artículo 82 de la Constitución belga, tomó la Regencia. Así, el Consejo de Ministros firmaba y sancionaba la ley y ésta entró en vigor. Al día siguiente el Parlamento belga se reunió y, por 245 votos a favor y 93 abstenciones, se declaró que Balduino volvía a ser de nuevo rey de los belgas.

Es decir, el rey se la jugó, ya que hubo que votar su vuelta al trono. Todo un ejemplo que en España no siguió en rey Juan Carlos cuando firmó las leyes del aborto.

Su sobrino Felipe, que llegó al trono el 21 de julio de 2013, y que tiene 53 años,  tiene ahora una nueva oportunidad de dejar por todo lo alto la dignidad suya, la de su familia, la de su nación y, ante todo, evitar otro infanticidio. Desde aquí le apoyamos al máximo.
 

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