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Diario YA


 

Editorial: "Dos parejitas en Moncloa"

Dos mujeres unidas por la afición a la música y por la ambición de sus maridos compartirán mesa y mantel el próximo martes en Madrid. Se trata de Carla Bruni y Sonsoles Espinosa, quienes podrán, además, intercambiar opiniones sobre la erótica del poder y la liberación de la mujer de hoy. Acostumbradas ambas a la práctica del trino y del gorgorito mañanero, apostamos a que se darán consejos para aclarar la garganta y deslumbrar a los auditorios más diversos en cualquier circunstancia personal. Las divas son así.

Mientras, Zapatero intentará saber si realmente Sarkozy piensa que es tonto o no. Porque cuando uno piensa, los eufemismos se aparcan y se habla claro. El presidente francés, que es muy listo, se las arreglará para convencer al inquilino de La Moncloa de que no, claro, que todo lo contrario; "eres inteligentísimo, sapientísimo, la leche..." Y ZP pondrá la misma cara que puso cuando se hizo la foto con Obama: una mezcla de orgullo, satisfacción, complacencia y desahogo.

En un determinado momento de la visita oficial que los Sarkozy harán a Madrid, las dos parejas "presidenciales" tendrán un encuentro para hablar de sus cositas: cómo compatibilizar la vida familiar y laboral, hijos sí o hijos no, aborto sí o aborto sí, etc. No es descartable que se puedan tratar otros asuntos, como la crisis económica mundial, la gripe porcina, el terrorismo internacional o el cambio climático, aunque no serán, en principio, las cuestiones que centren la cumbre de La Moncloa.

Pero, por muchas comparaciones que quieran hacerse, y a pesar de que en ambos pueden encontrarse vicios comunes, Sarkozy y Zapatero tienen poco que ver. El mandatario galo es un hombre resolutivo y tajante, de decisiones firmes y bien planteadas, un líder que demuestra estar rodeado por los mejores de Francia. Se equivoca, naturalmente, como cualquiera que esté al frente de un gobierno, pero por lo general sabe disfrazar incluso sus mayores torpezas con las mejores intenciones. Zapatero, en cambio, parece un muñeco de trapo a merced del viento que sople, desorientado e incapaz, impotente, perdido y sin posibilidad de hacer nada para cambiar.

Suponemos que la cumbre hispano-francesa servirá para repasar la lucha antiterrorista, en la que el país vecino sigue llevando (también en esto) la voz cantante. Asusta pensar lo que sería hoy ETA con un presidente en Francia que no comprendiera la verdadera identidad de la banda mafiosa, como ocurrió hace algunos años. Sólo esperamos que en España se esté a la altura de las circunstancias, y que no se deshaga aquí el trabajo que, con buen criterio, empiece más allá de los Pirineos. Aunque teniendo lo que tenemos, es mejor ponerse siempre en lo peor.

Sábado, 25 de abril de 2009.

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