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Diario YA


 

Editorial: "Chacón y ZP"

De verdad que lo de este Gobierno no tiene nombre. Cuanto más empeño pone Zapatero en promocionar, cuidar y encumbrar a un miembro o miembra destacado o destacada (o destacade) de su Ejecutivo, más barbaridades hace el defendido/a/e. Parecía que la Chacón iba, con velocidad de crucero, directa a la sucesión zapaterina, para cuando el inquilino de La Moncloa se canse de mandar. El rojería patrio (si queda algo de él) y la progresía toda empezaban a valorar los méritos de la titular de Defensa, su imagen (eso, eso es lo importante), su sutil acento catalán...

Y va doña Carmen (discúlpenos, la señora, pero para nosotros Carmen es Carmen) y monta el lío que ha montado con Kosovo, esa provincia serbia que es raíz y fundamento del país al que perteneció siempre y que, por esas cosas de la política internacional, ha decidido hacerse nación, con el beneplácito de la opinión pública mundial. Ya se sabe que los países no son lo que son, sino lo que las mayorías dicen que son, aunque esas mayorías no estén en absoluto cualificadas para emitir opinión alguna. Las democracias, ya lo dijo Zapatero, valen más que las realidades políticas e históricas..., y así nos va, claro.

El caso es que nos vamos de Kosovo, como anunció ayer la ministra-madre en una comparecencia absolutamente emotiva, con la lágrima a flor de conjuntiva, en la que no admitió ningún error y anunció que la retirada será escalonada y en coordinación con los aliados. Oiga, señora ministra, y el anuncio mismo, ¿no podía haber sido también escalonado y en coordinación con sus socios? Porque hacer ahora las cosas bien, después de haber cabreado a medio Occidente, no es muy difícil; lo que exigía cierta altura de miras era haber hecho las cosas bien desde el principio. Pero eso, según se ve, ya es para nota.

Zapatero se ha debido creer que Obama es un rojo tan rojo como él, un negro rojo que lee a Marx por las noches y que baja al quiosco corriendo todas las mañanas a hojear Público. Y mire, no. Obama es, antes que nada, una persona que sabe lo que significa ser presidente de los Estados Unidos, que tiene una serie de responsabilidades contraidas con el planeta en razón de ese cargo, y que no admite tonterías ni desplantes en política internacional, donde la alta diplomacia exige otras formas. De ahí su razonable enfado con el Gobierno español.

Pero en fin..., qué decir. No hay charco en el que no se meta, no hay destrozo, entuerto o tropelía que no lleve el inigualable sello del Gobierno de ZP. Es matemático. Si en España tiene al país patas arriba, sin reconocer un solo error, sin acometer una sola medida, viviendo de las rentas (esa cosa tan socialista) y dilapidando el dinero público, en el exterior vuelve a hacer el ridículo más espantoso, cuando (y esto es lo peor de todo) en el fondo del asunto está cargado de razón. Sin embargo, vuelve a quedar patente que no todo el mundo es apto para ser presidente de un país; no, señor Zapatero, no. Por mucho que le voten once millones y pico de personas.

Martes, 24 de marzo de 2009.

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