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Diario YA


 

“El camino del Infierno está empedrado de buenas intenciones” Refrán español.

Donde se habla de un poeta, dispuesto cambiar el mundo

Miguel Massanet Bosch.
     
Por una vez y sin que sirva de precedente me voy a referir a  un artículo de alguien que forma parte, como columnista, de un medio en el que también colaboro. De modo excepcional me voy a saltar la regla que me impuse cuando empecé, ya hace años, a mandar mis artículos para que se  publicaran en el periódico digital al que me he referido. Siempre he creído que no es ético  entrar en discusión con los colegas, en este caso columnistas, que escriben sus opiniones, cualesquiera que fueren, en el mismo medio en que lo hago yo. Pero hay momentos en un país en que es demasiado lo que nos jugamos todos los ciudadanos, en los que, permitir sin objetar que se viertan doctrinas políticas que llevan largo tiempo desacreditadas, obsoletas, demodé, muy peligrosas por lo que tienen de revolucionarias y, todavía más, por lo que su difusión pudiera colaborar a que, muchas personas propicias a creer todavía en utopías, se pudieran dejar engañar por las palabras de estos falsos profetas, ilusos de la política y evidentemente, por muy buen poeta que sea  (algo que no le concede carta de gracia para pretender estar capacitado para adoctrinar, con más que dudosas teorías filocomunistas, sin que tenga que soportar que se le corrija o se pongan en cuarentena sus peregrinas ideas) y, sin que ello signifique que dicho señor no tenga derecho a exponer sus opiniones como cualquier otro ciudadano; no se puede olvidar que, en España, se está pasando por una peligrosa etapa en la que dos fuerzas aparentemente distintas pero, evidentemente, conectadas y que se apoyan mutuamente: los comunistas de Podemos   y los separatistas de Cataluña y, al acecho, los del país vasco; intentan acabar con nuestra democracia con la desleal colaboración de un gobierno socialista, surgido de una moción de censura y con claros tics autoritarios, incapaz de poner coto a los ataques al Estado de derecho de ninguno de ellos; más bien, con claros signos de no querer intervenir cuando los separatistas dan obvias señales de saltarse la Constitución y de no respetar las leyes del Estado, en una deriva que, de no ponerle freno, nos puede conducir a situaciones que se podrían comparar, sin temor a exagerar, a las de aquella II República de los años 30 del siglo pasado.

Nos choca que a un señor, Angel Padilla,  un poeta ganado para la causa anarquista, evidentemente perteneciente al grupo de los antisistema, con unas más que peregrinas ideas sobre lo que debería ser una sociedad, de ideas ciertamente retrógradas, seguramente inspiradas en las teorías sociales del filósofo anarquista ruso Mijaíl Bakunin, se le dé pábulo para publicar un tipo de ideas que, hasta la fecha, por su extremismo, su llamada a la insumisión, su desprecio por las prácticas democráticas - no cree en las urnas, incide continuamente en su evidente odio al capitalismo, sin parar  mientes en que, en aquellos países en los que se ha pretendido desterrar las libertades de mercado, se ha abolido, total o parcialmente el derecho de propiedad y se ha estatalizado la producción y la economía,. han sido el paradigma de aquellos en los que, las clases humildes, han salido más perjudicadas y han vivido en peores condiciones, más controladas, con menos libertades y bajo la pesada bota , no de los capitalistas, sino de los jerarcas comunistas como Stalin, Maduro, Beria, Mao Zedong, Castro, etc. que nunca han conseguido que, las clases más desfavorecidas, salieran de la miseria, algo que, en otros tipos de regímenes, como las verdaderas democracias, donde existen libertades para producir, competencia para regular los precios, incentivos para mejorar el nivel de vida, ayudas para los emprendedores, puestos de trabajo creados por los ciudadanos libres. Todo ello no significa que no exista justicia social y que los derechos de los trabajadores no sean respetados, siempre en la medida en que los medios recaudatorios del Estado no sean de tipo incautatorio y que nunca, la Deuda Pública y el Déficit Fiscal del país, se salgan de los límites que la prudencia impone y las relaciones con los países con los que estamos relacionados, a través de la UE y la CE, exigen –,sus peculiares ideas sobre el “estado islámico,” y su particular opinión sobre lo que llama “países ricos” a los que acusa de vender armas, como si Rusia, China, Corea del Norte y la mayoría de países comunistas, no hicieran lo mismo y no fueran responsables, con la nuclearización de sus ejércitos, de la evidente intención de amenazar a los EE.UU y a toda Europa con sus misiles intercontinentales. ¿ O es que, en la China actual o en la Rusia de Putín, no hay los mismos potentados /( para INRI de sus respectivos PC) o más empresarios millonarios que en las democracias occidentales? que, no obstante, se han convertido en el blanco de las críticas de estos comunistas de vía estrecha, aferrados a sus ideas trasnochadas, más propias de los tiempos de los frentes populares, ideados por los soviets, que del mundo de la informática, los grande adelantos técnicos y las conquistas sensacionales en el campo de la medicina, de las comunicaciones y, en general, en todos los campos de investigación relacionados con la ciencia.

Incide en tópicos muy de moda, muy manoseados y muy propios de este neocomunismo que, a falta de poder seguir achacando a las naciones  “la esclavitud de los trabajadores”, una situación que evidentemente ha sido erradicada de las naciones donde existe gobiernos democráticos, tienen que entrar en el terreno del feminismo para intentar sacar tajada, como es el caso de la señora Irene Montero de Podemos que, para atraer a las féminas a su partido, ha abierto la campaña reclamando un mundo de mujeres, algo tan absurdo como si quisiéramos pedir un mundo solamente de  hombres. Ya sabemos que las mujeres, para los poetas de todos los tiempos, han sido fuentes de inspiración, pero todavía no sabemos que las poesías y la ilusiones poéticas hayan conseguido traer el pan a una familia o lavar la ropa de los niños, algo muy prosaico pero que, evidentemente, requiere que los padres trabajen, traigan dinero a casa y, la forma más racional de hacerlo es que existan empresas privadas ( las públicas deben limitarse a los servicios que los ciudadanos con ideas, ambiciones, esfuerzo y preparación no puedan llevar a cabo, por superar sus capacidades de organización y financiación.) Es curioso la ignorancia que, respeto a la  situación de las mujeres, muchos colectivos, incluso de feministas, tienen. Por ejemplo, la tan utilizada argumentación del maltrato constante que sufren las mujeres por parte de los hombres queda cuestionada por los datos estadísticos de los juzgados en los que consta, según información de los mismos, el curioso dato de que: solamente un 1´5% de los casos denunciados por malos tratos por las mujeres, acaban en condena para los acusados.

En su feminismo declarado y, evidentemente exacerbado del señor Padilla, seguramente un buen poeta de las féminas, llega a la defensa de un grupo de estas que, como las Pussy Riot rusas, es conocido como  Femen, de nacionalidad  ucraniana (en la actualidad un grupo que cuenta con 300 miembros, incluidos hombres). Claro que se olvida, en la corajuda defensa que hace de sus procedimientos de que, en realidad, se trata de unas exhibicionistas que, para reclamar sus derechos, se ven en la necesidad de desnudarse (incluso lo han hecho dentro de iglesias y en otros lugares parecidos) y pintarrajear sus cuerpos con consignas feministas algo que, sin duda, si lo hicieran vestidas conseguirían menos concurrencia de voyeurs salidos  y menos propaganda para su causa. Y es que este señor, como todos los que se muestran tan irritados con el capitalismo, quizá debido a su sensibilidad como poeta que no le permite ver más allá de sus rimas, se olvida de decirnos ¿qué tipo de sociedad es la que promociona? ¿Acaso volver a las bucólicas culturas Hippy del dolce far niente y la contemplación de la naturaleza? Según se ha sabido la inmensa mayoría de aquellos iluminados, hoy en día son sesudos señores de negocios, profesionales distinguidos o políticos que, por supuesto, es muy posible que se hayan olvidado de aquellos “pecadillos” de juventud.

Es posible que, este afamado y distinguido poeta, crea que bastaría con coger los frutos de los árboles o perseguir conejos por las praderas para poder tener una vida digna. Se olvida de que, gracias a los esfuerzos de aquellos que no han seguido su ejemplo de convertirse en un crítico de la sociedad moderna y escribir versos, creyeron en el estudio, el esfuerzo, el sacrificio, la superación y el convencimiento de que, dedicándose a dar consejos, a criticar al resto de la humanidad, a hablar de temas que evidentemente desconocen o, al menos, no lo suficiente y con la debida solvencia para poder opinar y argumentar sobre ellos. ¿Vamos a prescindir de los científicos que dedican su vida a la investigación y sus meritorios descubrimientos en temas como la medicina, las técnicas digitales y la robótica, que vienen transformando el mundo de la industria, y que han dado un paso gigante en el ámbito de la comunicación y de los descubrimientos espaciales? ¿Sabe este señor que, gracias a grandes mecenas, multimillonarios, grandes empresas multinacionales, y la colaboración científica entre naciones, las mismas a las que califican de “capitalistas”, se han logrado los importantes avances que, hoy en día, se han convertido en un modo sumamente efectivo de mejorar la vida de toda la humanidad, algo que, si siguiéramos las consignas de este orate, una de las cuales consistiría en dejar sin luz, sin agua, sin wifi a todo un cuartel militar, un Parlamento… y, por qué no decirlo: una ciudad, un hospital, una casa de ancianos y un laboratorio de análisis clínicos ¿Es todo esto sabotaje o no?. Ciertamente se nos pone el vello de punta sólo de pensar que individuos, como este señor al que nos referimos, tuvieran en sus manos el destino del mundo.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, un simple ciudadano que no viste con largas levitas, ni tiene la cabellera que le llega a la cintura ni, mucho menos, se cubre la cabeza con un sombrero despampanante; tenemos que desear que, personas como el señor al que nos hemos estado refiriendo, no sean de los que se van a apoderar de la gobernabilidad de este planeta en el que habitamos, y que, por el contrario, sean quienes lo hagan aquellas personas de ideas claras, de principios éticos y morales, instruidas, honradas y con una concepción moderna del mundo que deseamos dejar a nuestros hijos y nietos que, por supuesto, no puede ser esta tierra en manos de amorales materialistas y presuntuosos antisistema, deseosos de conducir a la humanidad a la catástrofe total. Quod scripsi, scripsi.