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dos pequeños murieron calcinados

Desolación en la familia de los niños fallecidos en un poblado chabolista de Madrid

Redacción Madrid. 6 de diciembre. 

    Los familiares y vecinos de los niños gitanos de un año y tres meses, respectivamente, fallecidos hoy en una infravivienda cercana al poblado de El Salobral mostraron hoy su rabia, impotencia y desolación ante la imposibilidad de poder salvar a los pequeños mientras los pequeños ardían en su interior.

   El incendio se originó minutos antes de las 13.00 horas, al parecer a causa de un cortocircuito provocado por un aparato eléctrico 'enganchado' de forma ilegal e insegura al tendido eléctrico.

   Según informaron a Europa Press testigos de lo sucedido, la infravivienda estaba ocupada desde el mediodía por cuatro hermanos, entre los que se encontraban los dos fallecidos, una niña de tres años y otro de cinco, así como su abuela, de 70 años, que se encargaba de ellos mientras la madre trabajaba. De hecho, Saray, de unos 20 años, se había ido a su trabajo como limpiadora minutos antes del incendio.

   Un familiar de los niños, Estrella, relató que las llamas empezaron en el momento en el que la abuela estaba con la niña fuera de la chabola. En unos pocos minutos, se desató un intenso fuego, del que pudo escapar el primogénito. Pero ya era demasiado tarde para entrar a salvar a los benjamines.

   "El tío Santiago y la propia abuela intentaron entrar. Las criaturas chillaban, pero no pudimos hacer nada porque la chabola era un infierno de madera. Mojamos mantas e intentamos abrirla, pero las llamas salían con mucha fuerza. María del Carmen se quería meter con todo el fuego pero no la dejamos porque se hubiera achicharrado", señaló.

   Entonces, los familiares llamaron al 112 y al padre de las víctimas, que llegó al lugar de los hechos "derrumbado". Estrella explicó que los Bomberos "tardaron en llegar una hora" y fueron los agentes de la Policía los que se acercaron primeramente al lugar y se hicieron cargo de la situación.

"SI LES HUBIERAN REALOJADO, ESTO NO HUBIERA PASADO"

   El tío de los niños fallecidos, profundamente consternado, explicó que su familia y las otras tres que viven en la zona residían antiguamente en el poblado de El Salobral. Cuando fue desmantelado hace un año, no pudieron acogerse a las casas de realojo porque no cumplían las condiciones de antigüedad en la zona para poder ser beneficiaros de una casa, apuntó.

   "Nos dijeron que no cumplíamos los requisitos, a si que nos quitaron las casas y nos fuimos con nuestros hijos al otro lado de la carretera de Andalucía y empezamos a vivir aquí. Teníamos derecho a una vivienda. No somos perros, sino personas", dijo.

   Por su parte, Estrella, que manifestó estar viviendo una tremenda depresión, afirmó que los niños estarían hoy vivos si las instituciones "les hubieran realojado" en su momento. Por ello, les responsabilizó de lo sucedido y les pidió una vivienda para la familia de los niños "como regalo de Navidad".

   "Zapatero, Aguirre y el alcalde, tanto que promete, tenían que estar hoy aquí. Han pasado ya muchos incendios y se han quemado muchas criaturas. ¿Para qué quieren tanta casa cerrada?, ¿están esperando a que se quemen las criaturas para hacer algo?. Ya me gustaría saber qué sentirían si les tiraran las casas", apostilló.

   Otro de los familiares indicó a Europa Press que, al igual que los residentes en el poblado del Gallinero, los 'expulsados' del Salobral han vivido un otoño lleno de inundaciones, "con frío, humedad y ratas subiéndose encima de los niños". Ahora, según señaló, los niños supervivientes y la abuela serán acogidas en casa de sus tíos, mientras los padres seguirán viviendo en la infravivienda "por miedo, para evitar que venga una escavadora y le tiren la casa".

"LO PRIMERO ES QUE SE DESAHOGUEN"

   Además de los Bomberos, al lugar acudieron también varias dotaciones del Samur Social, cuyos psicólogos atendieron a los niños supervivientes, al padre de los fallecidos, a un primo suyo, y a la abuela protagonista de lo sucedido, que padeció una fuerte crisis nerviosa. De hecho, se encontraba aturdida ante el revuelo generado por la noticia y, ante las preguntas de los periodistas, sólo acertaba a asentir con la cabeza.

   La psicóloga Begoña Ajates explicó a Europa Press que, en este caso, la primera labor ha sido de acompañamiento "para amortiguar el trabajo emocional, darles el primer apoyo y que se desahogen". "Ellos, lo único que piden es estar acompañados porque ahora están destrozados. Luego, tienen que aprender a vivir con el duelo, con cercanía y apoyo", aseveró.

   Ajates señaló que los familiares de las víctimas han sufrido "una desgracia muy grande" y, por eso, los psicólogos los han acompañado en esa situación "ante el desconcierto y la incredulidad". "En esos momentos, les ofrecernos compañía y empatía. Primero manifiestan incredulidad: 'Esto no me ha podido suceder a mí'. Luego, cuando lo van asimilando, empezamos a trabajar con ellos en la asimilación de la pérdida", manifestó.

Etiquetas:sucesos