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Diario YA


 

Diario YA recupera a uno de los mejores articulistas de España

"Decíamos ayer"

Abel Hernández

Abel Hernández. 23 de Octubre.

Esto es como volver a casa después de muchos años de ausencia. La casa había sido bárbaramente destruida. Así que no había casa. Con los despojos y la memoria reaparece el “YA”, humildemente, sin hacer ruido, de momento el “YA” digital, acomodándose a las circunstancias y a los nuevos tiempos. Pero por algo se empieza. De la casa de papel a la casa electrónica, casi virtual e imaginaria. Pero ya se sabe que de un minúsculo grano de mostaza surge una planta frondosa en la que se cobijan las aves del campo. La llamada del director, Rafael Nieto, me sorprende. Era una buena noticia. Me parece que es una buena idea. Acepto enseguida colaborar en lo que pueda para sacar el interesante proyecto adelante. Espero reencontrarme con muchos de los lectores de entonces y con otros nuevos. Así revivimos todos.
 
Han pasado muchas cosas en España desde mi última columna de papel. Los medios de comunicación han perdido prestigio e influencia. Los periodistas se han convertido en tertulianos altisonantes, cobrando a tocateja, cuando no se han enfangado en programas basura. Los partidos se han apoderado de las instituciones, en vez de estar al servicio de las mismas. La Prensa se ha politizado en exceso, y, por tanto, ha dejado de ser fiable. La conjunción del poder político, el poder económico y el poder mediático amenaza con asfixiar la libertad, tan trabajosamente conquistada. Sin ir más lejos la Prensa y la Justicia, imprescindibles elementos de un Estado de derecho, han sido invadidos por el poder de los partidos
 
No es extraño que aparezcan intentos preocupantes, como el último del juez Garzón, de saltarse a la torera la Constitución de la concordia y descalificar la Transición y la amnistía. Siempre hay alguien dispuesto en los últimos tiempos a resucitar el enfrentamiento entre las “dos Españas”, que parecía definitivamente superado gracias, entre otras cosas, al papel conciliador ejercido, desde antes de morirse Franco, por la Iglesia y por la izquierda más lúcida. Ahora, desde las trincheras revanchistas de la cultura dominante -impregnada, como digo, de intereses políticos- se dispara con verdadera inquina día tras día contra la jerarquía eclesiástica y contra la cultura católica, retomando la historia en la II República como si la Transición fuera un simple paréntesis obligado que hay que superar.
 
Hace tiempo que se echa en falta un diálogo sincero, sin prejuicios ni descalificaciones, entre la España laica y la España católica, que son los dos raíles por los que debería discurrir el tren del futuro, si queremos evitar el descarrilamiento. Por eso me parece especialmente significativo y consolador la resurrección del “YA”, aunque sea sólo digital de momento, que tanto contribuyó en su día al advenimiento de la democracia y a la modernización del catolicismo. Aquí estaremos contando lo que pasa, como entonces.     

 

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