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China celebra el Día Internacional de los Trabajadores

Anabel Santos. 1 de mayo. El Día Internacional de los Trabajadores llega este año en un momento en el que las cifras de desempleo en China hablan ya de 20 millones de parados, la mayoría de ellos emigrantes del campo. Si bien es cierto que el porcentaje es tan sólo del 1.5%, es indudable que la crisis económica ha pasado factura a la “fábrica del mundo”, donde la reducción de la demanda externa ha frenado sensiblemente el ritmo de trabajo. La abundancia de puestos, fundamentalmente relacionados con la construcción, de la que se gozó en tiempo de Olimpiadas, también se ha visto mermada. Millones de personas no han tenido más remedio que volver a sus casas en las áreas rurales, a la espera de que regresen tiempos mejores. Los que se han quedado, tratan de estirar sus ahorros al máximo a pesar de que el gobierno intenta incentivar por todos los medios el consumo interno, como vía para solventar la crisis.

Este panorama lleva a pensar en un creciente descontento social y en consecuencia, en la celebración de manifestaciones o revueltas ciudadanas, especialmente en este 1 de mayo. Sin embargo, de momento, la situación aún parece quedar lejos de eso. En primer lugar, porque el control policial disuade cualquier reivindicación callejera y en segundo, porque la falta de información “extraoficial” y las dificultades a la hora de difundir aquellas ideas que puedan resultar “subversivas” mantienen prácticamente desconectados a los trabajadores, más aún cuando no pertenecen a los estratos más pudientes de la sociedad y su acceso a las vías de comunicación que más se escapan a los ojos de los dirigentes, como internet, es muy limitado. En tercer lugar, porque los chinos aún confían en sus líderes.

Mientras, desde arriba, los miembros del gobierno manejan la situación mezclando en sus consignas trabajo y patriotismo. El discurso político se mezcla con el económico y los logros y responsabilidades del ejecutivo se funden con los del partido. Así, esta misma semana el vicepresidente chino, Xi Jinping, elogiaba el papel de la clase trabajadora desde la fundación de la República Popular. "La gente de la clase trabajadora debe ser la principal fuerza para garantizar el crecimiento económico, promover los niveles de vida y la estabilidad social, y dar la bienvenida al 60° aniversario de fundación de la República Popular de China con sus logros", afirmó en una reunión donde se premiaba a trabajadores más destacados. Xi, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), también recordó a los miles de trabajadores modelo que han contribuido a crear la “Nueva China”, indicando que "todo tipo de trabajo es glorioso y merece el respeto de toda la sociedad. El PCCh y el pueblo chino siempre los recuerdan, y ellos siempre tendrán su lugar en la historia del país". Consciente de que los trabajadores no sólo se conforman con sentirse útiles para la sociedad y para el partido, el vicepresidente chino también pidió a los sindicatos velar por el beneficio de todos los empleados y solicitó a los comités del PCCh la creación de “mejores ambientes de trabajo para ellos”.

Sin embargo, las palabras de Xi parecen caer en saco roto teniendo en cuenta que China sólo cuenta con la Federación Nacional de Sindicatos, sindicato único que depende directamente del partido.

En la actualidad, los chinos aún sufren importantes abusos laborales, especialmente cuando se trata de trabajadores no cualificados. A pesar de la entrada en vigor, el 1 de enero, de la Ley de Contratos Laborales, son muchas las empresas que continúan incumpliendo la obligación de realizar contratos por escrito, que no pagan las horas extra o que se saltan a la torera los horarios de trabajo.

El 1 de mayo o Wuyi, China también celebra el Día Internacional de los Trabajadores con una jornada de fiesta oficial. La plaza de Tiananmen, en el centro de Pekín, está repleta de curiosos, algunos de los cuales han acudido a las cinco de la mañana sólo para contemplar el izado de la bandera nacional. Como todos los años, se ha colocado el retrato de Sun Yat Sen, primer presidente de la República. La gente se amontona en los parques y llegan autobuses de turistas de todo el país. No será un momento para la reivindicación y si éstas se producen, es casi seguro que no tendrán repercusión mediática. Sí será, al menos, un merecido día de descanso para muchos. 

 

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