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Diario YA


 

CC.OO buscándole el pelo al huevo en la comunidad madrileña.

Habrá que ver hasta dónde llega el grado de cinismo de los sindicatos, presuntamente encargados de la defensa de los obreros, infractores habituales conscientes y reincidentes de que están actuando en contra la ley cuando convocan huelgas políticas y salvajes que nada tienen que ver con las empresas y las relaciones laborales y sí, mucho, con temas políticos en defensa de aquellas ideas subversivas con las que pretenden alcanzar objetivos o ayudar a alcanzarlos, que forman parte del programa político de comunistas, ácratas o socialistas de ideas extremas, en general de tipo totalitario y con la malévola intención de deshacerse de aquellos partidos de la oposición que, en ejercicio de sus legítimos derechos y en defensa de las normas constitucionales, intentan, no siempre con éxito, mantener a España dentro de lo que siempre se ha entendido como Estado de derecho, única forma de hacer que se respeten los derechos de todos los ciudadanos y no solamente de un grupo o clase que pretenda imponer a la fuerza una forma de gobierno caracterizada por sus propuestas totalitarias.

No es que solamente se les vean, nítidamente y de forma traslúcida, a estos de CC.OO de la comunidad madrileña sus malignas intenciones; no es que la forma burda y claramente oportunista de convocar una huelga de maestros unos días antes de la iniciación del curso escolar deje en evidencia a quienes tienen la cara dura de convocarla; no es que desprecien olímpicamente el esfuerzo de tantos sanitarios, policías, médicos, bomberos, fuerzas de la UME, dependientes de supermercados, policías, farmacias etc., que durante los días de más impacto de la pandemia se jugaron la vida para dar ayuda, socorrer, prestarles asistencia médica o proporcionándoles alimentos y medicinas a los ciudadanos que tuvieron que permanecer en cuarentena encerrados en sus domicilios o acudiendo a sus puestos de trabajo para asegurar que las ciudades pudieran seguir funcionando, aunque no tuvieran garantía alguna de que no iban a caer víctimas del maligno virus Covid 19, sacrificándose para que ellos, los docentes, pudieran esquivar desde sus casas, no desde las aulas, la amenaza de la epidemia.

Pero es evidente que quienes intentan paralizar con su huelga y crear una situación de caos en la enseñanza de la comunidad madrileña, aparte de que se les vea claramente el plumero como elementos de una acción subversiva de carácter estrictamente político, es que  su intención es la de minar al gobierno de la comunidad que todo el mundo sabe que corresponde al PP con el apoyo de Cs. No es una acción coordinada y apoyada desde todas las autonomías de la nación, no existen en otras partes gobernadas por el PSOE u otros partidos, reacciones semejantes ante el inicio del próximo ciclo escolar, reivindicando las medidas extremas de seguridad en las que pretenden basarse los que amenazan con una huelga de enseñantes en Madrid. Todos sabemos que si ha habido imprevisión, falta de organización, desconcierto en el suministro de medidas de seguridad a los sanitarios y al resto de los ciudadanos no ha sido precisamente en la comunidad madrileña, sino en el propio Gobierno del Estado que ha sido criticado severamente desde las instancias internacionales que han calificado la reacción tardía de España ante lo que se venía anunciando, desde hacía meses, como la llegada inminente de la pandemia del coronavirus, que ya se había extendido profusamente por la nación italiana.

¿Dónde estaban los señores de CC.OO cuando el Gobierno estaba dando golpes en el vacío intentando dar muestras de estar dirigiendo, con tino, una situación en la que lo único que supo hacer fue intentar ocultarnos a los españoles, con la colaboración del señor Fernando Simón, la realidad que ya se venía anunciando desde la OMS y demás instituciones comunitarias de que la epidemia del coronavirus, que ya había invadido Italia, amenazaba con llegar a España y, pese a tener información fidedigna de la propia OMS, permitieron por razones estrictamente partidistas y electorales, que se celebrase una magna manifestación de 120.000 personas en Madrid para que las feministas pudieran llevar a cabo un acto reivindicativo. Lo clásico de los comunistas, rápidos en sacarles las vergüenzas a sus adversarios, expertos en tergiversar los hechos para sacar provecho de ellos y extremadamente quisquillosos en cuanto a reconocer sus propios errores, delitos o maquinaciones. Así tenemos al señor Pablo Iglesias, uno de los que descargó con más intensidad y dureza su ira presuntamente regenerativa y en contra de la corrupción del PP, apoyando a los tribunales que trataban el caso Gürtel. Vean, no obstante, lo que sucede ahora en que se han vuelto las tornas y, la presunción de haber cometido actos ilegales, recae sobre el grupo de Unidas Podemos y  sus gerifaltes, investigados todos ellos por la Justicia.

¡Pero cuidado! Para los de Podemos son los jueces los que conspiran en contra de ellos. Ahora se trata de una maquinación, urdida por la derecha y apoyada por el juez para acabar con los comunistas bolivarianos del grupo Podemos, lo que están denunciando para intentar esquivar los efectos judiciales de sus presuntos delitos. Lo que hay que escuchar de quienes son muy rápidos en emitir juicios en contra de quienes quieren desprestigiar; muy intolerantes con los defectos de sus adversarios y extremadamente  intransigentes con los errores de aquellas personas a las que quieren perjudicar, contra las cuales no tienen piedad ni  les conceden cuartel cuando  llega el momento de ensañarse con ellas.

Madrid y su autonomía se han convertido en el blanco en el que, los de las izquierdas, han puesto su objetivo, sabiendo que de siempre la capital y sus alrededores han sido el bastión de la derecha y el epicentro de todo lo que está relacionado con las finanzas, la economía, la industria, las relaciones internacionales, las leyes, las instituciones como el Ejército y la Justicia que son, en definitiva, los puntos clave de todo Estado de derecho, regido por constituciones democráticas. Los intentos del actual Gobierno y de sus compinches comunistas de atacar al gobierno de la comunidad  madrileña son tan prístinos, descarados, aparentes y  cínicos que, ni el ciudadano menos avispado ni la persona más indocumentada en temas políticos, pueden dejar de ver la manipulación de la mafia izquierdista para intentar conseguir desbancar al PP y sus socios del gobierno de la comunidad madrileña, aunque, en honor a la verdad, no parece que, pese al empeño que ponen en ello, sus resultados hayan sido los que ellos esperaban conseguir.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos dejar de denunciar la hipocresía y diversa vara de medir del sindicato comunista, siempre dispuesto a olvidarse de que, lo que le correspondería hacer sería velar por los intereses de las clases trabajadoras antes de someterlos a los alicientes políticos del partido estalinista que, en la mayoría de ocasiones, como queda evidenciado contemplando el panorama político del mundo entero y comparando a los partidos de libertad de mercado y de empresa, donde la autonomía y gestión de los ciudadanos son los verdaderos gestores de la economía de la nación y del verdadero progreso y bienestar de sus ciudadanos, frente a aquellos otros donde el pueblo permanece supeditado a dirigentes totalitarios, a opresores y dictadores que por encima de los intereses de sus pueblos dan preferencia a mantenerse en el poder, sin que ello comporte un mejor nivel de vida para la ciudadanía sino, al contrario, un empobrecimiento general de lo que encontramos un magnífico ejemplo en la Venezuela supeditada a la autoridad suprema del autócrata Nicolás Maduro. Y, como colofón, una de las impactantes frases de Julio César: “EL hombre en general es rápido para creer lo que desearía que fuera cierto.”

Miguel Massanet Bosch