Principal

Diario YA


 

NO ES ARTE TODO O QUE RELUCE

¿Arte como regalo de Navidad, o regalar con Arte?

Jorge Llopis Planas. Perito Tasador y Judicial en Arte y Antigüedades. Por partes antes que me echen la caballería encima. Desde hace unas semanas estoy recibiendo múltiples llamadas de diferentes medios “ ¿Por qué no vienes a hablarnos sobre que tipo de obras de arte podemos regalar en Navidad? ”. Hombre, la verdad es que es muy apetitoso convertirse en la típica sección BAZAR prenavideña de las revistas. Una suerte Curator (*) de los Reyes Magos o de San Nicolás, alias Santa Claus.

Si me han leído alguna vez a lo largo de estos meses, intuirán que para mi el asunto del Arte es algo serio, no solamente porque me gusta, sino porque mi profesión, modo de vida y sustento giran alrededor del mismo.

¿Regalar arte en Navidad? Si hacemos caso a sus los boletines, el Camarada Estado dice que este año nos vamos a gastar 213 € en compras. Partiendo que casi el 70% de los regalos se hacen a tontas y a locas o para “cubrir el expediente”, ya me dirán ustedes; Primero que tipo de pieza se puede regalar con tan exiguo presupuesto y en segundo lugar a quien. Me explico. Una cosa es el “detallito” y otra el regalo. Que ya somos mayorcitos y saben de que les hablo.

Regalar Arte es una opción responsable. Habla de nosotros y de nuestros gustos entre otras características. Una obra de arte no es barata normalmente y sobretodo tiene un receptor final. Si la mayoría de las veces nos hacemos la pregunta ¿Qué le regalo a Fulanito? ¡Imagínese! sino tenemos siquiera idea que le gusta a Fulanito o Menganita. Si encima la modalidad obsequiante se basa en la neo horterada del Regalo Amigo-Invisible ni le cuento el ridículo. Yo regalo una serigrafía y a mi me regalan un cepillo de dientes en forma de reno Rudolff…

Regalar Arte implica también una búsqueda concienzuda y razonable de una pieza que debe ser cuanto menos auténtica (ya sea ésta una copia autorizada o un original). Ahora bien si tiene usted el tiempo para buscar esa pieza en medio de la sicosis obsequiante que se inicia por estas fechas y que queremos solucionar en una o dos tardes de sábado, le felicito. Es usted uno de los míos: Quedamos una mañana, tomamos un té o un vino caliente me explica su intención (presupuesto incluido) y le acompaño a visitar galerías y ver que encontramos por ahí que se ajuste a su presupuesto y a los gustos de Fulanito o Menganita.

Regalar Arte es una apuesta arriesgada. Si es para una persona entendida a ver que se compra. Es decir una persona que ya colecciona, normalmente escoge ella misma la pieza y raramente quiere que interfieran en esta mística propia del coleccionismo y si es para una persona inexperta o joven, para que jugársela. Si además vive en un entorno habitacional minimalista sueco de esos que le gustan tanto al Camarada Estado. Usted mismo. Mejor regale el indispensable a la vez que absurdo cuchillo para quesos ¿Ergmötal? y en paz. Será más útil. Al final lo emplearán para recoger cacas en la próxima edición del “Perroton” o cambiar la rueda de la bici. Recuerde que la gente joven de hoy ni sabe pelar fruta con los cubiertos. Finalizando y simplemente aplicando el sentido común. Si ha tenido la posibilidad de estar en el habitáculo oficialista y ha visto paredes desnudas o estanterías ¿BØrhtäl?  con tres libros, mil DVD y cuatro fotos no se la juegue. Por algo será.

Debemos tener más pistas sobre los demás, conocer sus gustos y ser conscientes que algo tan petulante, snob, incluso arrogante como es regalar arte, no debemos olvidar la importancia de ello. En mi caso reconozco que regalo Arte en contadas ocasiones, entre otras cosas porque puedo, ya que entiendo de ello y sobretodo en bodas de mucha confianza. Quiero decir, en matrimonios  que tengo la confianza que van a perdurar, sino otro lío, que luego hay que repartir.

Hace poco regalé una litografía a una joven pareja. Por supuesto recibí un SMS (lo del WASSAP no va conmigo).. “Gracias,. Nos hacia tanta falta”. Les habían regalado de todo: la pantalla HD angular de 50 pulgadas, Home-Cinema, la consola de video juegos para jugar a Jockey hielo 2 equipos completos en el salón, el Karaoke para organizar macro conciertos, marcos electrónicos de fotografías (ella es muy fotogénica y claro todo el día con el móvil, da para mucho…) y demás cachivaches que ya están anticuados antes de ponerlos en marcha. Me enviaron hasta una foto (con el móvil, por supuesto). Junto con el grabado les había adjuntado el catálogo razonado del autor para que tomaran conciencia que aquello no era un póster sueco y me asusté. Era la única pieza de Arte en toda aquella casa. ¿No les produce cierta desazón una casa con las paredes desnudas?. Una cosa es el minimalismo y otra la total ausencia de elementos que constituyan una identidad personal. Les estoy hablando de una parejita de clase media-alta: Educados, universitarios y guapos. Espero que esta litografía sea la primera de muchas…

Otro asunto es cuando conocemos a Fulanito o Fulanita y sabemos que es coleccionista de algo, o si le conocemos de verdad, que puede llegar a coleccionar o que podemos despertar la curiosidad en ello. Yo particularmente recomiendo fomentar el coleccionismo y si es posible desde la infancia. Coleccionar implica ser ordenado, investigar, educarse y ser metódico. SI. Coleccionar es educativo

Hablamos de coleccionismo y lo asociamos invariablemente al arte y nos olvidamos las llamadas artes aplicadas. Muebles, cerámica, porcelana, cristal, juguetes de todo tipo y condición, filatelia, numismática, notifilia, pósters, postales, cromos, cómics, discos, uniformes, armas antiguas (blancas, negras y de fuego), pertrechos, soldaditos, motos, coches, instrumentos musicales y científicos, relojes, plumas, bisutería y joyas antiguas…La lista es infinita como se ve. Hay colecciones de todo tipo, condición,  tamaño y precios. Depende únicamente del que crea la colección.

Mi madre, es un ejemplo,  es de estas que te ponían en jaque diciendo “No me regaléis nada. Tengo de todo”, y es verdad tiene de todo. Entrabas en un conflicto angustioso. Pero la señora coleccionaba entre otras cosas tortugas, huevos de piedra dura. Una colección importante realizada a través de los años y muchos viajes. Las mejores piezas las había comprado ella, por supuesto, pero lo que importaba era el detalle, el interés por encontrar una pieza nueva o diferente Al final, si querías hacerla feliz, lo mejor era ampliar su colección y si podías explicar un poco la procedencia mejor (mira, la compré aquí o allá).

Tengo un gran amigo que colecciona pingüinos. Este es menos quisquilloso: Directamente acapara pingüinos. ¿Por qué? Creo que ni él lo sabe, pero siendo exquisito como es, supongo que será porque es el único animal de la creación que viste de etiqueta permanentemente. El día menos pensado le caerá uno de cristal de bohemia tallado de la famosa marca. Puede que me retire el saludo unos días pero es un amigo y es un pingüino. En todo caso, sabrá que me he acordado de él.

En mi caso y como no podría ser de otra manera, me gusta la coctelería. El mundo de la coctelería es realmente un universo que se crea y desarrolla a caballo entre las épocas más esplendorosas de las artes aplicadas: El Art Nouveau y el Art Decó y que en este entorno se crearon pequeñas obras de arte en un homenaje para mayor gloria de la cirrosis: Medidores, cocteleras, vasos mezcladores, agitadores, exprimidores, pinzas, copas, guías y recetarios. Incluso bar original de la época en raíz de olivo…!Ah! y vivo en un apartamento de 80 m2 . Como verá no es una cuestión de espacio…

Ya ve amigo lector. Puede complicarse o no. Puede decidir en regalar “algo”, o algo que refleje cariño. Esto si es regalar CON Arte. Piense , piense y luego me maldice por despertar su mala conciencia…

 
Curator  (*): Conservador, creador de una colección para otros. El que busca y selecciona obras de arte para otros.

Jorge Llopis Planas
Perito Tasador y Judicial en Arte y  Antigüedades
Connoisseur d’Art
Especialista en tramitación de certificados de autenticidad de obras de arte
http://www.arstasante.com

Etiquetas:Jorge Llopis