PRODIGIOSA IMAGINACIÓN LA MÍA…
Manuel Parra Celaya. Permítanme que descanse, por favor. De momento, no quiero incidir sobre las barrabasadas jurídicas, éticas y políticas de Pedro Sánchez, especular con las quinielas de ministrables ni unirme al coro de grillos que cantan a la luna; tiempo habrá de todo ello, si Dios no lo remedia… Me dejo llevar a menudo por la imaginación. En este mismo momento me gustaría, por ejemplo, verme sentado en la Plaza Mayor de Alba de Tormes, cerca de Teresa de Ávila, con la música constante del surtidor de su centro. ¿Cómo me ha venido a la cabeza esta imagen y este deseo idílicos? Y no es la primera vez, por supuesto, que acometo esa traslación de lugar (que no de tiempo, cosa más difícil e inútil). De la misma forma misteriosa, algunas noches, al buscar un sueño tranquilo tras haber escuchado las noticias del día, reproduzco en mi mente uno de los lugares más bellos de la catalana Sierra del Cadí, el desfiladero de Els Empedrats, y me imagino subiendo o trepando por el sendero que lo cruza; otras veces, desciendo por la larga cuerda que lleva desde Los Barrerones a la Laguna Grande del Gredos de Castilla.
- Estamos formando la primera generación de personas que, por no saber, no saben si son hombres o mujeres
- Es posible esa profunda transformación de la sociedad, pero deberá basarse en verdades pre-politicas
- UN NOGAL UBÉRRIMO: sin necesidad de bombas y de tiros en la nuca, se sigue agitando un vetusto nogal
¿VERGÜENZA DE SER ESPAÑOL?
Manuel Parra Celaya. Ha dicho Pablo Motos en la tertulia de su programa televisivo que, en su larga carrera de periodista, “nunca había sentido la vergüenza de ser español como ahora”, en referencia al desaguisado jurídico y al entreguismo a calzón quitado que está cometiendo Pedro Sánchez, diz que Presidente del Gobierno de España, para mantenerse en el machito. Y no es la primera opinión de este tipo que he escuchado, pues comentarios similares recorren toda la escala social, como los desafueros del Tenorio. Parecidas palabras jalonan la historia; don Antonio Cánovas del Castillo musitó, al parecer entre dientes, un “es español aquel no puede ser otra cosa”, y fue rebatido unos cincuenta años después por un ilusionante “ser español es una de las pocas cosas serias que se puede ser en el mundo”, de José Antonio Primo de Rivera.
UN PARÉNTESIS PARA LA HISTORIA
Manuel Parra Celaya. Estamos viviendo de una forma sobresaltada, quién lo duda; basta con leer las portadas de los periódicos o encender el televisor para que el alma, lejos de serenarse al modo predicado por Fray Luis de León, entre en zozobra: dos guerras simultáneas -no tan lejanas, aunque nos queramos engañar- un mundo en crispación, por añadidura, sometido, además, a la férrea dictadura de la ideología woke, y una España que parece debatirse entre su permanencia como nación o su disolución en taifas irreconciliables. Por ello, hoy renuncio a tratar, como otras veces, esta realidad deprimente; tampoco esta estación otoñal invita a recrearse en una forma de poesía alegre y luminosa o en la lectura de un betseller de éxito de ventas y, por añadidura, de encefalograma plano. De forma que he preferido echar mano de la historia en mi artículo, con la esperanza de que la haga trascender algo de la realidad circundante y recuerde su condición de maestra de la vida. Y, casualmente, me he dado cuenta de que estoy escribiendo para un domingo 29 de octubre.
PARTICULARISMO FRENTE A REPUBLICANISMO
Manuel Parra Celaya. Para ser ordenados en nuestra exposición, apresurémonos a definir adecuadamente ambos conceptos, con el fin de no caer en equívocos que desvirtuarían por completo la intención del autor de estas líneas; y, como primera fuente, acudimos a la RAE. Con respecto al particularismo, nada que objetar; asumimos plenamente las acepciones del diccionario: 1. Preferencia excesiva que se da al interés particular sobre el general, y 2. Propensión a obrar por el propio albedrío. Pero, con relación al republicanismo, observamos que la Madre Academia se ha quedado en lo anecdótico y superficial, al reducir el término a Sistema político que proclama la forma republicana para el gobierno del Estado.
AL FILO DEL 6 DE OCTUBRE
Manuel Parra Celaya. Ya es lugar común recordar que la historia nunca se repite, y parce ser muy cierto; la fabulación de las ucronías queda como mero divertimento de café, pues los hechos del pasado son tozudos y están enclavados en unos contextos concretos y, en todo caso, con escasa similitud con los actuales. Por otra parte, reinventar la historia o tergiversarla obedece, como sabemos, a taimadas estrategias tendentes a controlar el presente y, si es posible, el futuro; tenemos suficientes ejemplos en la España actual, desde una perspectiva de aula escolar hasta la de los reportajes que nos ofrecen los medios adictos. No obstante todo esto, a menudo se nos presentan curiosos paralelismos históricos, con otros personajes y en circunstancias bien distintas, que nos hacen casi dudar del aserto del principio o, por lo menos, plantearnos si aquellos eones del maestro Eugenio d´ Ors pueden aplicarse de forma más amplia.
Alejo Vidal-Quadras: DEL MAJESTIC A NÚÑEZ DE BALBOA
Manuel Parra Celaya. Soy plenamente consciente de que me introduzco en un terreno espinoso, en camisa de once varas, por lo que el lector no va a encontrar en estas líneas ninguna afirmación tajante, ni siquiera una humilde hipótesis de trabajo. Me voy a limitar a mencionar datos conocidos por todo el mundo y a apuntar algunas dudas personales, lo que entra dentro de mis prerrogativas ciudadanas y personales referentes a la (todavía) libertad de expresión que me conceden las leyes, en el supuesto de que sigan vigentes cuando se publique el artículo. En una postdata de mi artículo anterior, mencionaba que el atentado sufrido por D. Alejo Vidal-Quadras en la madrileña calle de Núñez de Balboa, precisamente en momentos tan críticos de la política española, me traía a la memoria otro histórico atentado -esa vez, consumado el asesinato- del lejano y fatídico año de 1936, y muchos lectores han sabido a qué me refería sin entrar en más detalles.
ABRAZAR UN ÁRBOL
MANUEL PARRA CELAYA. Reconozco apesadumbrado que nunca se me ha ocurrido abrazar un árbol, salvo cuando el desnivel del terreno podía presagiarme una caída aparatosa en la montaña. Quizás por mi descuido o ignorancia en esta forma de afectividad, me ha sorprendido llegar a conocer que existe un remedio llamado arboterapia, que, según sus seguidores y pacientes, relaja a la persona que lo practica, mejora la concentración mental, reduce el estrés y la ansiedad y, en general, aporta paz al alma atormentada por las noticias de la actualidad.
UN NOGAL UBÉRRIMO: sin necesidad de bombas y de tiros en la nuca, se sigue agitando un vetusto nogal
Manuel Parra Celaya. Creo que todos recordamos la cínica frase de Arzallus que intentaba excusar las actividades y los crímenes de la ETA: Alguien tiene que sacudir el árbol para que caigan las nueces. Ahora, sin necesidad de bombas y de tiros en la nuca, se sigue agitando un vetusto nogal y se van recogiendo nueces en abundancia, con la expectativa, además, de que la cosecha colme las mejores ansias secesionistas en Cataluña y en el País Vasco. Si hacemos un poco de historia, observaremos que el repulsivo recurso de ganar mayorías parlamentarias cambiando votos por dádivas no es una originalidad sacada de la iniciativa e inteligencia de Pedro Sánchez; en efecto, tanto el PSOE como el PP, en sus diferentes gobiernos, han acudido a esta práctica, que -debido a unas normas electorales absurdas- nos han llevado paulatinamente a la situación actual.
Estamos formando la primera generación de personas que, por no saber, no saben si son hombres o mujeres
Manuel Parra Celaya. Cuando aún estaba en activo como profesor (¡ya hace diez años!), venía observando que los alumnos portaban sus mochilas escolares suspendidas sobre los riñones, sin tensar en absoluto las correas de los hombros. Un día, a la salida de las clases, se me ocurrió aconsejar a uno de ellos al respecto: a fuer de montañero, le dije que lo recomendable era que la carga se repartiera en la espalda, para que no sufriera la columna. La respuesta me dejó literalmente anonadado: “Es que todos la llevan así”. Repetí el consejo a un par de alumnos más y la contestación fue idéntica: se trataba de no distinguirse, era un problema de moda, de mayorías.
CIRCO Y MANICOMIO
Manuel Parra Celaya. Dice la directora cinematográfica Isabel Coixet que tiene un serio problema con los imperativos que tanto proliferan, y que le repatean especialmente los bienintencionados “relájate”, “cálmate, “fluye” o “disfruta”. Me reí a placer con su estupendo artículo (El Semanal, 17-IX-23) en ese sentido, porque a un servidor le sucede lo mismo. Como afirmaba Eugenio d´Ors, siento que me pican las pulgas de la pelliza de Viriato cuando me intentan imponer imperativos y criterios tranquilizadores, ya sean atrabiliarios, ñoños o cargados de intención malévola; incluso siento íntimo malestar con las señales de tráfico que incluyen la palabra “control”, aunque no me quede más remedio que acatarlas, por seguridad, civismo o amenaza de multa.